Columna de opinión de Juan José López Escolar, concejal de MC Cartagena

He dedicado los últimos siete años a trabajar por el sector de la hostelería y el turismo de Cartagena y su comarca, especialmente a través de la patronal Hostecar. Durante este tiempo, tuve la fortuna de comprobar que, cuando uno cuenta con un proyecto sólido, un modelo claro y la determinación de sentarse con las instituciones y sus representantes, insistiendo hasta lograr los objetivos, se pueden cambiar muchas cosas. Esa convicción me llevó a dar el salto a la política, y lo hice de la mano de MC Cartagena, el único partido que considero que representa fielmente a la sociedad cartagenera.

En estos meses desde que formo parte de MC, he visto que me he sumado a un equipo que tiene muy claros sus objetivos: defender los intereses de Cartagena y de quienes la habitan, siempre con la vista puesta en el beneficio colectivo. Sin embargo, también he descubierto que los objetivos de algunas personas con las que inicialmente creí que podría trabajar no eran, en realidad, los de Cartagena ni los de su comarca. Ni siquiera eran objetivos colectivos, sino ambiciones estrictamente individuales.

He sufrido tres grandes decepciones. La primera proviene de Noelia Arroyo. Durante siete años colaboramos en distintas cuestiones relacionadas con la hostelería y el turismo y, aunque en ocasiones logramos acuerdos beneficiosos para Cartagena, ahora, desde la política, veo que vive en una especie de torreón, aislada de la realidad y sin intención alguna de colaborar con MC, el partido que hoy aglutina el mayor sentir cartagenero y un tercio de la representación municipal.

La segunda decepción vino de José López, la persona que me animó a sumarme a MC para, poco después, huir del proyecto que él mismo había impulsado. Con el paso del tiempo, ha quedado en evidencia que su verdadera prioridad era ser el centro de atención. En cuanto no ocupó el foco principal, perdió todo interés y se dedicó a criticar el proyecto y a las personas que lo conformamos sin ningún motivo ni justificación.

La tercera decepción fue la de nuestra anterior presidenta, quien, en apariencia, se presentaba como una luchadora incansable por el patrimonio. Sin embargo, el momento en el que el grupo municipal decidió que no percibiera uno de los sueldos de concejal con dedicación exclusiva marcó un punto de inflexión. A partir de ahí, emprendió su propia 'guerra' interna, atacando al partido y menospreciando la cercanía con colectivos y vecinos. Su actuación ha terminado desembocando en un expediente disciplinario para defender la coherencia y el buen funcionamiento de MC.

Ahora, con la convocatoria de elecciones a los órganos internos, tenemos la oportunidad de cerrar esta etapa de transición y seguir fortaleciendo un proyecto colectivo de éxito para Cartagena. Me siento ilusionado de formar parte de este equipo y estoy convencido de que, con la unión de todos los afiliados que quieren impulsar a MC y, con ello, a Cartagena, lograremos el futuro próspero que nuestra ciudad merece. El objetivo es claro: trabajar en positivo y construir, no dinamitar ni ceder ante quienes únicamente buscan satisfacer su ego personal. Con el apoyo de la militancia, saldremos fortalecidos y preparados para liderar el cambio que Cartagena tanto necesita.

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