Las promesas electorales se las lleva el viento. El presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, anunció en un multitudinario acto público de precampaña el inicio de la restauración del Cine Central con un presupuesto de 700.000 euros este mismo año con destino para la fachada. Era la primera partida de un total de tres anualidades que asumían los 5,4 millones de euros que cuesta la rehabilitación completa del histórico inmueble. Pero la primera en la frente. Culmina el año de 2023 y la obra ni siquiera está licitada y, por lo tanto, ninguna empresa de construcción ha tenido la oportunidad de concurrencia a concurso público alguno. Ningún avance pues después de los comicios municipales y autonómicos.
Y parece el día de la marmota. La circunstancia de compromisos económicos apalabrados en las cuentas regionales para el inicio de los trabajos de recuperación resulta una recurrencia desde 2019, también año electoral. Entonces, el que fuera director general de Cultura, Juan Antonio Lorca, destacó una reserva de 1.863.000 euros en el presupuesto autonómico de 2020. Y así año tras año. Los diferentes consejeros del ramo indicaron incluso que la intervención arquitectónica terminaría como muy tarde con el final de la pasada legislatura y la única realidad radica en que no ha habido un movimiento de ladrillo en el edificio y a nadie se le cae la cara de vergüenza anta tanta mentira junta.
El responsable de esta retahíla de embustes ha sido el presidente regional, Fernando López Miras, que ha iniciado la nueva legislatura con la misma tónica que la anterior. La excusa sobre la tardanza en la formación del Gobierno regional actual carece de sentido desde el momento en que el presupuesto de 2023 está aprobado desde enero y debe de ejecutarse como marca la ley.
El proyecto de rehabilitación convierte la sala principal del Cine Central en una sala multiusos de artes escénicas, conciertos y hasta exposiciones ante la colocación de butacas retráctiles. Esta planta baja mejorará su accesibilidad con entradas tanto por la Plaza de la Merced como por la Plaza del Risueño. El palco tendrá una actividad independiente al de la platea como una sala secundaria para la celebración de pequeños eventos. La terraza tendrá uso también como espacio abierto para la cultura sobre todo en los meses de temperatura agradable. El edificio anexo de tres plantas albergará salas polivalentes para asociaciones culturales, programas lúdicos, talleres e incluso aulas de estudio para la comunidad universitaria del entorno.