Tiempo de compromisos y decepciones. Hace cuatro años, la actual alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, llevaba en su programa electoral la reforma del paseo marítimo de Los Nietos. En este mismo sentido, hace un año pactó con los vecinos de la población costera la remodelación de la avenida junto al mar en los términos que pidieron los propios residentes. Pero casi trece meses después, el enlosado presenta una imagen deplorable e indigna de una de las localidades con más solera y de tradicional veraneo del Mar Menor cartagenero.
El asunto viene de viejo. La petición vecinal acumula más de una década de protestas y reclamaciones en todos los formatos posibles. Petición de reuniones, movilizaciones, recogida de firmas. Y cuando parecía que, por fin, la demanda de los habitantes llegaba a buen puerto con la aceptación del proyecto como propio por el Ayuntamiento, la única verdad radica en que la obra sigue si inicio y ni siquiera ha salido a licitación. La iluminación brilla además pero por su ausencia. Las farolas tienen muchísimos años y apenas dan luz. Y el remate llega con la temporada de lluvias de otoño y primavera. El alcantarillado, ya muy viejo, no da abasto y muchas casas sufren inundaciones porque el agua sale por el cuarto de baño.
Los Nietos ha sufrido un proceso degradación en los últimos años coincidente con el desastre ecológico de la laguna salada. Un buen número de negocios ha cerrado y las viviendas han perdido una parte importante de su valor en el mercado. La playa presenta sin embargo aún un baño apetecible y la renovación de infraestructuras tan simbólicas y en mal estado como el paseo marítimo ayudaría en el proceso de regeneración de un pueblo que, junto Los Urrutias, ha marcado los veranos de varias generaciones de cartageneros y que cuenta en la actualidad con cerca de 1.500 vecinos permanentes durante todo el año.
