Hoy, la concejal de MC Cartagena, María José Soler, ha vuelto a girar el foco de atención hacia un asunto sobre el que el Gobierno local de N. Arroyo (PP) ha querido tirar tierra para intentar lo inevitable, que se destape, ya sin caretas, la indecencia de su proceder.
Hemos conocido que la coordinadora de Urbanismo de Arroyo optará a otro cargo público, a través de las oposiciones para técnico de la administración general, sumando ya su segunda candidatura tras la de 'letrado consistorial'.
Una cuestión que tiene el correspondiente reflejo en la lógica preocupación del resto de aspirantes, alertados por la inquietud de que esta aspirante pudiera verse favorecida por su incuestionable influencia en el Gobierno.
Arroyo sigue mirando a otro lado; ni la cesa, ni la propia coordinadora de Urbanismo renuncia a sus responsabilidades actuales ni a las oposiciones. Su voracidad es insaciable, lo quieren todo y no disimulan.
"A oposición por mes. Esta es la media de la coordinadora de Urbanismo de Arroyo que se presenta, por segundo mes consecutivo, a un puesto de la administración local tras conocerse en octubre que se postulaba para el cargo de letrado consistorial", ha comenzado señalando, a modo de contextualización, María José Soler.
Acto seguido, ha añadido que "el resto de candidatos, seguramente no sin razón, podrían tener motivos para pensar que Arroyo 'ha puesto la directa' para asegurarse que uno de sus cargos de confianza quede 'colocada' en nuestro Ayuntamiento".
"A la alcaldesa del PP le exigimos honradez, transparencia y limpieza en el proceso", ha precisado Soler, "cesando a la señora, instándole a abandonar su actual ocupación o requiriéndole a renunciar al proceso de oposición, tres salidas dignas que han despreciado con la misma contundencia que definen a sus siglas; el partido de la corrupción".
"Recordemos que a Arroyo siempre le deberemos el protagonismo del 'milagro Cartagena', ese que obró para que una decena de familiares del ex presidente de su partido, Joaquín Segado, coparan listas de oposiciones, en lo que podría haber sido parte del precio 'pagado' por alquilar el Partido Popular en Cartagena".
"Normal que ahora vea lógico lo de su coordinadora de Urbanismo. La decencia no se pude comprar con un préstamo", ha finalizado la concejal cartagenerista.