Al igual que el reciclaje y la compra de productos de segunda mano, la rehabilitación de viviendas es para la arquitecta Ana Conesa Outeda “un deber moral” en el que aboga por el respeto de la tradición constructiva para conservar la identidad de casas antiguas como la que ella ha reformado y que le ha valido el premio regional de Arquitectura joven y una mención en el de Arquitectura interior.
En la vivienda, situada en el barrio de Santa Lucía de Cartagena y con más de 100 años de antigüedad, la ahora estudiante del Máster de Patrimonio Arquitectónico de la UPCT ha derribado los muros que separaban las diversas estancias y ha optado por un diseño diáfano y flexible, compatible con el teletrabajo y otros usos contemporáneos, en el que destacan las baldosas hidráulicas originales y las colañas del techo, exhibidas para mostrar las técnicas constructivas de antaño.
“Lo fácil hubiera sido poner un suelo nuevo y moderno y tapar las vigas con falso techo, pero quise reforzar la identidad tradicional de la vivienda ya que es la única del edificio que conserva este tipo de baldosas hechas a mano, que fueron muy típicas en todo el Levante español”, afirma la joven arquitecta.
El premio ha sorprendido a Ana Conesa pues se ha tratado de su primer trabajo integral. “Hasta ahora había trabajado en las fases iniciales de los proyectos, pero al ser mi propia vivienda he podido participar de todo el proceso de diseño y obra”, comenta.
Conesa ha trabajado varios años en Alemania, donde la demanda de reformas de viviendas antiguas es mucho mayor. “En España falta cultura de rehabilitación”, asegura, remarcando que “es muy importante darles una segunda vida a las casas y no dejar morir por abandono los centros históricos”.