Se trata del descubrimiento arqueológico más importante de la última década en nuestra Región y, sin lugar a dudas, el comienzo de una nueva era turística en Pozo Estrecho, conocida localidad agrícola del Campo de Cartagena que siempre ha destacado por su afición a la cultura. Ya se conocían los restos de varias villas romanas en la zona, especialmente de una situada en el paraje de La Loma, pero según el arqueólogo Luis Enrique de Miquel, actual director del Museo Arqueológico Regional de Murcia, lo encontrado en la localidad galileas supone un vuelco en la carta arqueológica de la Comarca.
El descubrimiento ha sido posible gracias a las obras que el consistorio cartagenero ha emprendido para la remodelación de la calle Mayor de Pozo Estrecho con el fin de peatonalizar la zona. Durante el proceso de excavación, con el fin de colocar los nuevos tubos de alcantarillado, red de aguas, red eléctrica y de comunicaciones, los técnicos de la empresa descubrieron unas piedras de sillar que, en principio, atribuyeron a alguna construcción antigua, tal vez de la época medieval. Se sabe de la existencia de Pozo Estrecho en la época en que los ganados de la Mesta venían de tierras de Castilla y la Mancha hasta llegar al entorno del Monasterio de San Ginés de la Jara. La localidad se convirtió en una parada obligada para que abrevasen las reses y descansasen los viajeros en un lugar que, como indica su nombre, había un pozo, como también lo hubo en Pozo La Palma y Pozo Algar, denominaciones antiguas de los conocidos pueblos actuales.
A medida que en los últimos días han continuado las obras, los trabajadores de la empresa empezaron a inquietarse ante la envergadura de de los muros que han ido apareciendo. Finalmente, al aparecer un par de columnas de mármol y restos magníficamente conservados de unos mosaicos y de un muro policromado, la empresa ha paralizado la obra y lo ha puesto en conocimiento de los responsables de Patrimonio Regional.
La primera hipótesis del impresionante hallazgo es de la posibilidad de encontrarnos ante una de las más importantes villas romanas de la época de Carthago Nova, lo cual no es de extrañar dada la situación estratégica de Pozo Estrecho, en la fértil orilla de la actual Rambla de El Albujón, que entonces llevaba un caudal más constante, que era aprovechado con balsas y aljibes. Si a ello le sumamos el famoso pozo “estrecho” del pueblo, tenemos un enclave apropiado para el establecimiento de una población entorno a una villa que explotaba agrícola y ganaderamente la zona.
Sin embargo, el arqueólogo De Miquel, cree que hay indicios que apuntan a que los restos son anteriores a la época romana, lo que podría suponer la existencia de la vivienda que el propio Asdrúbal Barca tuvo fuera de los muros de la entonces ciudad cartaginesa. De Miquel ha explicado que hasta el conocido arqueólogo Iván Negueruela conoce perfectamente que el historiador Polibio habla del palacio de Asdrúbal en Qart Hadast, pero también de una magnífica mansión en la zona rural, extramuros de la Nueva Carthago.
Por lo pronto, el descubrimiento ha revolucionado a historiadores, arqueólogos y a todos los partidos del ayuntamiento cartagenero. La propia alcaldesa, Ana Belén Castejón, ha suspendido su agenda prevista para hoy y se ha quedado en su pueblo, ansiosa por demostrar al mundo que Pozo Estrecho siempre fue “La Corte del Campo de Cartagena”.