«Los efectos del cambio climático nos están conduciendo a una mayor escasez de los recursos hídricos que debemos tratar de compensar de forma sostenible si queremos mantener una vida similar a la que tenemos hoy en día». Ésta es una de las advertencias lanzadas hoy por el investigador de la Escuela de Caminos y Minas de la UPCT, Juan Tomás García Bermejo, quien ha participado hoy en la Cumbre del Clima COP25 que se celebra en Madrid. El profesor, del área de Ingeniería Hidráulica, ha explicado medidas sostenibles para afrontar la escasez de agua y los fenómenos meteorológicos extremos que se prevén en los próximos años.
Según el especialista en drenaje y recursos hídricos urbanos de la UPCT, ya es evidente el incremento en la frecuencia de los episodios de precipitación extrema provocando importantes fenómenos de escorrentía que producen inundaciones y el arrastre de una enorme cantidad de sedimentos hacia nuestros medios acuáticos.
En la cuenca del Segura, según el profesor «estamos familiarizados con ambos, con la escasez y con las precipitaciones extremas y nos hemos ido adaptando durante décadas pero hay que seguir y nos queda todavía mucho camino por recorrer».
Recuperar conceptos como el del aljibe para almacenar y reciclar una parte importante del agua de lluvia y contribuir a reducir con ello las inundaciones y la escorrentía cargada de sedimentos forma parte de la tipología de medidas de carácter sostenible que se deberán implementar en el futuro, sostiene el investigador.
Otras regiones semiáridas con condiciones similares a la Región de Murcia como California reconocen que invertir en captar y recuperar el agua procedente de la escorrentía de la lluvia es el recurso hídrico más económico. En este estado están apostando fuertemente por almacenar el agua de escorrentía en grandes embalses para la recarga de acuíferos como medida sostenible, según García Bermejo. «Los arrastres de sedimentos consecuencia de las precipitaciones de la DANA del pasado mes de septiembre pudieron superar los 100 gramos de sedimentos arrastrados por cada metro cuadrado de suelo en el Campo de Cartagena y esta pérdida de suelo no nos la podemos permitir», añade.
Actualmente tenemos la tecnología necesaria para ahorrar agua de forma sencilla, según el experto. Es destacable «observar cómo nuestras redes de abastecimiento apenas pierden agua gracias a la monitorización mediante sensores, lo que nos permite ya localizar una fuga de agua de caudal equivalente a la de un grifo abierto. Esta monitorización al servicio del abonado, conocida como telelectura, serviría igualmente para mejorar la eficiencia en el consumo doméstico.
García Bermejo ha expuesto diversas medidas de carácter sostenible que pueden 《contribuir a reducir la escasez y ahorrar más de un 10% del agua que consumimos», apostilla.
El profesor ha planteado a los asistentes: «¿Por qué no se puede compensar a los que contribuyan de forma sostenible a aliviar los efectos del cambio climático? ¿Por qué no el que menos contamina menos paga?». Para García Bermejo, «Las entidades locales tienen las herramientas normativas y fiscales a su alcance para fomentar que nuestras ciudades hagan un uso sostenible y virtuoso de nuestros recursos escasos y sigamos siendo en Europa un ejemplo de uso sostenible del agua».