Este fin de semana hemos asistido a la representación visual del estado agónico del Mar Menor con la aparición de miles de peces muertos en la orilla de las playas de nuestra laguna salada. También hemos conocido que la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia investigará si la muerte de miles de ejemplares tiene un origen criminal o se debe a los arrastres por la gota fría.
En este contexto crítico para nuestra Comarca y el ecosistema único que representa el Mar Menor, la reacción del Gobierno de la 'Trinca', integrado por PP, tránsfugas del PSOE y Cs, se ha limitado a un tuit de Ana Belén Castejón pasadas las nueve de la noche del sábado y al silencio más absoluto de Noelia Arroyo.
Al respecto, el portavoz del Grupo municipal MC Cartagena, José López, ha señalado que "por fin el Mar Menor es un asunto de estado y lo es gracias a que personalidades de todos los ámbitos se han unido a los vecinos para señalar a los políticos y el 'trinque'".
López ha puesto de relieve que "aquí, en Cartagena, los de 'La Trinca' guardan un silencio cómplice, porque son parte del problema y se han unido para que nada mejore. Un tuit de Castejón y el silencio de Arroyo. Ésa ha sido su aportación, al tiempo de sumarse a las explicaciones del Gobierno regional, culpable principal de la situación, y que durante estos días se agarra a la desesperada a la DANA para justificar su inoperancia y su plan para que nuestra Comarca y el Mar Menor se mueran".
El portavoz cartagenerista ha denunciado que "lo que está pasando con los peces ha pasado antes con las personas, ahí está la Hemodinámica en horario de oficina, los índices de cáncer o las listas de espera con el Rosell cerrado, mientras nos mantiene aislados de las grandes infraestructuras".
José López ha finalizado evidenciando que "nos niegan el futuro, acaban con nuestro medio ambiente, juegan y hacen números con nuestra salud, en definitiva, todo un plan político con el que condenan a morir a nuestra Comarca. Los cartageneros, los pachequeros o los pinatarenses somos víctimas de un centralismo enfermizo que, por miedo a que alcemos la voz, nos aprieta cada día un poco más la soga".