Durante 25 años La Mar de Músicas ha producido y custodiado los objetos que hoy componen una exposición retrospectiva que recoge materiales cotidianos e imágenes únicas; merchandising y gráfica; trofeos, tazas, relojes y carteles. Desde el 11 de julio el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy de Cartagena presenta una selección compacta y cronológica de este imaginario que habla de la música y los sonidos que han pasado por los escenarios de La Mar de Músicas. Empezando por el cartel, en cuya presentación se anuncia cada año el país invitado y se da el pistoletazo de salida al festival, el listón artístico queda ya muy alto.
Son grandes los artistas y diseñadores nacionales que han sido invitados a diseñarlo y muchos los foráneos que han aceptado el encargo. Sin ir más lejos Joana Vasconcelos, la artista plástica contemporánea portuguesa más famosa e internacional, que firma el de la edicion número 25. Antes que ella lo hicieron los mejores, Eduardo Arroyo (Sonidos Latinoamericanos), Juan Ugalde (Suecia), Ángel Haro (Chile), Carmen Calvo (Noruega), Antonio de Felipe (Perú), El Hortelano (África), Mariscal (Italia), Ouka Leele (Colombia), Ceesepe (Marruecos), Joan Fontcuberta (Francia), Alberto García Alix (Méjico), Javier de Juan (Sudáfrica), Dora Catarineu (Turquía), Óscar Mariné (Argentina), Chema Madoz (India), Guillermo Pérez Villalta (Cartagenas y Cartagos), Miquel Barceló (Malí) y Ángelo Mateo Charris (Brasil y Senegal).
La exposición también saca a la luz algunos de los trofeos que el festival ha ido cosechando en este cuarto de siglo. Reconocimientos tan importantes como el premio a Mejor Festival de Pequeño Formato de España en los Iberian Festival Awards 2018, el de Mejor Festival de Pequeño Formato en los IV Premios Fest de 2016, el premio a Mejor Festival de Música en los Premios de la Música de la Región de Murcia de 2017 o el ser elegido como el evento cultural más importante realizado en la Región de Murcia 2017 y 2018 según el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea.
El recorrido por las salas del Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy no puede terminar sin pararse a observar una curiosa colección de relojes ensamblados con la imagen de los carteles en cada una de sus esferas o las clásicas tazas que cada año se editan con la imágen gráfica del festival.