Se acomete el tramo final de recuperación del Molino de Las Piedras de Los Mateos

El proyecto de recuperación del Molino de Las Piedras en Los Mateos está en su fase final. Las medidas para la conservación y protección del Molino que se han acometido son  las siguientes: limpieza y desescombro del interior y del exterior del Molino, saneamiento de estructuras,  reparación de la carpintería exterior de madera de modo que puedan cerrarse los huecos y proteger el interior del Molino e impedir el acceso al mismo, reparación de las áreas de desconchados y de degradación del revoco exterior y del revestimiento interior con mortero de cal o bastardo.

Actualmente se está realizando la comprobación detallada de las medidas del telar y en la que se asienta el chapitel o cubierta, que está totalmente finalizado en los almacenes de la empresa y se colocará una vez ajustados estos cálculos.

La Concejalía de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Cartagena considera que el futuro de este destacado patrimonio rural del Campo de Cartagena está vinculado con las Asociaciones de Vecinos de su entorno, por lo que ha canalizado el mantenimiento del molino a través de acuerdos con las mismas.

SOBRE EL MOLINO DE LAS PIEDRAS

El Molino de las Piedras pertenece al molino tradicional de vela latina del Campo de Cartagena y es de tipo harinero, está considerado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento por la disposición transitoria primera de la Ley 4/2007 de 16 de Marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Situado sobre un promontorio rocoso en la fachada este de entrada a la ciudad, junto a la carretera N-332 que une Cartagena con La Unión, localizándose al norte del popular barrio de los Mateos. El molino se encuentra en un emplazamiento dominante sobre el paisaje del entorno, por lo que tiene un gran valor paisajístico, ya que se conecta visualmente con la llanura del Campo de Cartagena y los cabezos de la Fraila, Beaza, Ventura, al tiempo que permite la visualización de los principales castillos del entorno de la ciudad. 

Aparece especificado en el Nomenclator – índice de topónimos- de Cartagena de 1859, en el Censo de 1887 y vuelve a estar referenciado en el Nomenclator de 1890, por lo que se tiene constancia de su existencia desde  mediados del siglo XI,  manteniendo su uso un largo tiempo, hasta entrado el siglo XX. Fue restaurado por la Unión Española de Explosivos en 1970 y la CAM de Cartagena lo puso en los talonarios de sus cheques y en un póster en sus oficinas, reconociendo así el valor turístico e histórico que posee. 

La torre del molino de forma tronco-cónica tiene 7, 30 m de altura,  con 4.50 m de diámetro en la base y 3.80 m de diámetro en la coronación, está construida en mampostería de cal y piedra, con revestimiento de mortero de cal y arena.  En el interior, estos muros están aplomados y tienen forma cilíndrica, revestidos igualmente con mortero de cal.  

Tras un prolongado abandono y una serie de incendios intencionados, la situación del molino era ruinosa, era evidente la degradación de la torre, los revestimientos, la carpintería había desaparecido por completo quemada y expoliada, presentando deterioros permanentes con humedades, fisuras, desconchados. El deterioro del mismo llevó a que el Ayuntamiento de Cartagena se plantease una actuación integral sobre el molino, redactando un proyecto de restauración que se presentó a una subvención de la Comunidad Autónoma que fue concedida a finales de 2017.

El interior estaba dividido originalmente en tres plantas; baja, intermedia y superior que en la actualidad no se conservaban, por lo que se ha realizado la recuperación de espacios y la separación de las cámaras mediante forjados de madera. El acceso a las cámaras  superiores se realiza por una escalera de mampostería y madera totalmente recuperada.

La primera planta con ventanas al exterior era la estancia para el molinero, mientras que en el piso superior debajo del chapitel se situaba la maquinaria del molino, donde se transmitía el giro de las aspas al eje del aire. Al encontrarse vacías permitirán su utilización con funcionalidad turística, de carácter formativo para grupos reducidos e incluso expositiva de los trabajos que se realicen sobre el propio molino. 

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