Cerrado a cal y canto. Así encontraron el Faro de Cabo de Palos varias centenas de visitantes y cartageneros residentes en otras partes de España durante la pasada Navidad. Todos fueron convencidos de que la emblemática torre estaba abierta al público dos meses después de que el presidente de la Autoridad Portuaria, Joaquín Segado, anunciara que las rutas organizadas comenzarían en diciembre.
Algunos cartageneros ausentes, y que regresaron unos días a la ciudad estas fiestas recién finalizadas, han mostrado su decepción al Partido Cantonal cuando una vez frente a la construcción centenaria sus puertas tenían la llave echada y ningún cartel anunciaba horario de acceso alguno. "Leímos en noviembre en internet las jornadas donde pudo visitarse de forma gratuita y nos alegramos mucho de que el Puerto prometiera su apertura definitiva en Navidad cuando volvemos a Cartagena a pasar las fiestas. Sin embargo, está cerrado y no nos han dado ninguna explicación", explica apesadumbrado José Vidal, un excomercial con residencia habitual en Madrid pero nacido en la ciudad portuaria hace 68 años.
La Autoridad Portuaria de Cartagena decidió mostrar el interior del Faro de Cabo de Palos el primer fin de semana del pasado mes de noviembre. El interés abrumador de los cartageneros desbordó todas las previsiones. Hasta 4.000 peticiones recibió la sede del Puerto. De las cuales, sólo 380 personas consiguieron plaza, después de un sorteo, para la visita de media hora de duración con guías especializados que además explicaban el origen de la población pesquera, su importancia geográfica para la navegación, la historia del propio inmueble y algunas pinceladas de relevancia del pasado como los naufragios acaecidos en las cercanas islas Hormigas, entre los que destaca el hundimiento del célebre crucero `Sirio´ en 1906 con cerca de 250 fallecidos. Atractivos que han levantado un gran interés entre autóctonos y foráneos respecto a su reapertura coincidiendo con las fiestas de Navidad y fin de año.
El candidato a alcalde y secretario general del PCAN, Celestino García Alfaro, apuesta por su uso como reclamo turístico de la ribera sur del Mar Menor, tanto por sus espectaculares vistas desde su terraza superior como por la importancia propia del faro, el más alto de la Península Ibérica junto con la Torre de Hércules de La Coruña. La luz que emite su linterna, situada a 81 metros sobre el nivel del mar, alcanza una visibilidad de hasta 24 millas náuticas, aproximadamente unos cuarenta kilómetros.