Una quincena de investigadores exponen entre hoy y mañana en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) técnicas biológicas de rehabilitación de suelos contaminados en el simposio científico organizado en el marco del proyecto Life+ Riverphy del grupo de investigación en Gestión, Aprovechamiento y Recuperación de Suelos y Aguas (GARSA).
Las jornadas han sido inauguradas por la vicerrectora de Investigación, Beatriz Miguel, y el director general de Medio Ambiente de la Comunidad, Juan Madrigal, quien ha anunciado la inminente creación de un grupo de trabajo con diversas direcciones generales de la CARM para elaborar “un plan de rehabilitación de suelos afectados por la minería”, cuyo primera fase será la contratación de un inventario de espacios contaminados. “Es importante pasar a la acción y los trabajos previos de la UPCT apuntarán soluciones específicas para cada situación”, ha afirmado Madrigal, señalando que existen 29 instalaciones mineras abandonadas en la Región.
GARSA lleva “20 años trabajando en las sierra mineras de Cartagena-La Unión y Mazarrón”, como ha recordado su director, Ángel Faz, y con el proyecto Riverphy está rehabilitando un kilómetro de cauce urbano del río Guadalentín, con alta presencia de metales como el cromo que están siendo experimentalmente valorizados en una cementera.
En los ensayos y estudios que presentan los investigadores de la UPCT en esta jornada se parte de la caracterización y análisis de riesgos realizada en más de una veintena de depósitos mineros de la Región. “Realizamos estudios geofísicos, geoquímicos, geotécnicos, hidrológicos y de vegetación, hallando riesgos por movilidad de metales y dispersión de partículas”, explica José Alberto Acosta.
Entre las medidas de rehabilitación propuestas, y puestas en práctica en el depósito de Santa Antonieta y junto al vertedero de El Gorguel, está la fitoestabilización asistida, que consiste en el uso de vegetación para inmovilizar metales con el objetivo de que “las zonas contaminadas no sean foco de contaminación para su entorno”, argumenta Raúl Zornoza. “Utilizamos plantas tolerantes a los contaminantes, que retienen en sus raíces y en el suelo a su alrededor los metales, evitando que se dispersen y transfieran a otras áreas”, concreta. Las plantas, que son asistidas inicialmente con abonos y enmiendas, también contribuyen a crear paisaje y fijar el suelo, “frenando la erosión y el arrastre de materiales por viento o lluvia”, añade el investigador de la UPCT.