Miguel Angel Casanova, estudiante de la Escuela de Ingeniería Agronómica de la UPCT, es el autor de un proyecto fin de grado que analiza cómo la supresión de un gen en una planta de petunia altera su ritmo circadiano o reloj biológico, de forma que esta planta sufre cambios en la floración, olor o crecimiento. El trabajo fin de grado ha durado tres años y ha estado dirigido por la investigadora Julia Weiss del Instituto de Biotecnología Vegetal de la UPCT.
La petunia es una planta muy utilizada en investigación como modelo, al haberse conseguido recientemente la secuencia completa de su genoma. El alumno ha explicado que el proceso se inició con la plantación de una primera generación de la especie, a la que le fue extraído un gen, denominado ZTL, a través de cultivo in vitro. Estas plantas se controlaron en la finca Tomás Ferro para evitar la contaminación a otros cultivos y, ya en la primera generación, pudieron observarse los cambios en sus procesos vitales.
La directora del trabajo, Julia Weiss, es autora, junto con Marcos Egea, también investigador del Instituto de Biotecnología Vegetal de la UPCT, de un trabajo sobre genética de la petunia publicado en mayo de este año en la prestigiosa revista internacional Nature Plants
La investigación, titulada ‘Insight into the evolution of the Solanaceae from the parental genomes of Petunia hybrida’, ha sido realizada durante los últimos seis años por un consorcio internacional de 58 investigadores de una decena de países de varios continentes para desarrollar el proyecto de secuenciación de los parentales de Petunia hybrida y de cuatro líneas comerciales de esta especie.
“Una de las características de la petunia es su supervivencia en climas muy diversos”, añade la docente, quien junto a Marcos Egea ha completado la anotación de los genes relacionados con la adaptación al cambio climático. “Estos genes forman el llamado reloj circadiano, una red que coordina las respuestas de los organismos vivos a los cambios de luz, temperatura y nutrientes”, detalla el profesor de la Escuela de Agrónomos de la Politécnica.
Ambos investigadores del departamento de Ciencia y Tecnología Agraria e integrantes del Instituto de Biotecnología Vegetal (IBV) se encuentran trabajando en el control del reloj circadiano del crecimiento y la emisión de compuestos de olor, “fundamentales para la calidad de los alimentos y el modo que tienen las plantas de comunicarse con el resto del mundo”, concluye Egea.
El proyecto de secuenciación ha sido financiado por programas nacionales y regionales de apoyo a la investigación; en el caso de la UPCT, por parte de la Fundación Séneca y el Ministerio de Economía y Competitividad.