Ritmos mestizos para la clausura de La Mar de Músicas, y es que el festival echa el cierre a su 21 edición este sábado 25 de julio con la despedida de El Puchero del Hortelano de los escenarios y el cumpleaños de La Pegatina, que celebran sus 12 años sobre el escenario. Además completan el cartel de la última jornada Gepe, uno de los introductores del pop chileno en España, Pascuala Ilabaca con su homenaje a Violeta Parra y Raúl Rodríguez presentando su último disco Razón de Son. Quedan entradas.
El grupo El Puchero del Hortelano cierra una trayectoria de quince años de carrera. La iniciativa de un grupo de estudiantes de Educación musical que en la década de los noventa buscaban un proyecto que les ofreciese libertad creativa, se convirtió en El Puchero del Hortelano, una banda ya consolidada que ha anunciado su retirada de los escenarios.
Su mezcla de aromas de pop, flamenco, rock, rumba y funk, a la que dieron forma para editar seis discos de estudio y uno más en directo, ha ofrecido canciones que ya forman parte del cancionero colectivo como Asuntos serios, Tú eres eso, Hay días o la versión de La quiero a morir... y largas giras por el estado español, Europa y Latinoamérica. El camino de El Puchero del Hortelano siempre ha sido ascendente y justo cuando se encuentran en lo más alto de su carrera es cuando han decidido ponerle fin a este proyecto que tantas alegrías les ha dado.
Tras el grupo de Granada, será el turno de los catalanes La Pegatina, que vienen a presentar su último disco Revulsiú y a celebrar sus 12 años de trayectoria. Su música festiva y su energía hacen que la conexión con el público sea total desde el minuto cero, poniendo los recintos por los que pasan patas arriba. Llenan salas y festivales por toda Europa. Han despegado en España con éxito de público y ventas. Pero sus disparatados conciertos de puro desenfreno y baile los han hecho famosos.
Camino de los 900 conciertos y con cinco discos a sus espaldas, La Pegatina es considerado el grupo catalán más internacional en la actualidad. La trayectoria del grupo, siempre ascendente, les ha llevado a cuatro continentes y les acerca, cada vez más, a los mil conciertos. Y todo esto gracias a su directo, un espectáculo adrenalítico y 100 por cien bailable, difícil de olvidar.
No es un secreto para nadie que la música independiente de América Latina vive un gran momento. Comandado por Chile (considerada la Suecia al otro lado del Atlántico), gracias a una nueva generación de músicos que hicieron del pop una expresión idiosincrática característica, el indie panamericano ha sintonizado, unificado y equilibrado a todo un continente a partir de una misma expresión. Se trata de un fenómeno artístico sólo comparable con el auge de la cumbia en los sesenta.
Ha sido, junto a Javiera Mena, el nombre que introdujo el nuevo pop chileno en España. Con cuatro álbumes a sus espaldas, continúa escalando posiciones en ese aperturismo que empezó en el neofolk y el electropop y ahora podría estar próximo a una especie de pop-emo-andino, etiqueta acuñada por el propio Daniel Riveros en honor a su último disco, GP.
En su Chile natal, a Gepe, se le relacionó primero con el resurgimiento de la nueva canción chilena al lado de artistas como Manuel García o Camila Moreno, que venían tirando de sonidos tradicionales y de la nueva canción chilena de finales de los sesenta, en una propuesta de renovación folclórica a través del pop. Internacionalmente llegó, en cambio, con el boom electropop, especialmente a partir de Audiovisión la colección de delicados artefactos sonoros con olor a tierra que, junto a Javiera Mena, pusieron a Chile en la mirilla de las nuevas tendencias de Latinoamérica.
Las etiquetas de neofolk y electropop todavía suenan correctas e incluso aplicables para su último trabajo GP, su cuarto álbum. Su música se define a sí misma como una especie de gran cajón de sastre colorista donde caben distintos referentes de raíz latina: el folk y la electrónica se funden amablemente con sonidos andinos, cumbia y hasta reggaeton. Y cómo no, un envoltorio pop diáfano que permite filtrar el abanico de influencias de forma pura. Gepe cuenta ya con una buena legión de fans a este lado del Atlántico.Razón de Son es el primer trabajo en solitario del músico y antropólogo Raúl Rodríguez, fruto de dos décadas de búsqueda y dedicación en el oficio de las músicas flamencas y mestizas. Tonadas nuevas que se sitúan en el terreno del folklore imaginario: una música que pertenece al viaje, a la ida y a la vuelta, al compás del mar que comparten las danzas de ambas orillas atlánticas.
Este proyecto comenzó el pasado verano en el festival Etnosur y fue descrito por la madre del artista (Martirio) como el del final de una gira. Uno de los momentos cruciales en la vida de Raúl Rodríguez fue la primera vez que interpretó en público el tres cubano al lado del legendario Compay Segundo. Fue a finales del Siglo XX y ya entonces el instrumento esencial de los soneros cubanos sonaba flamenco en sus manos. Fue el principio de una aventura sonora que cuajó en el grupo Son de la Frontera (2004-2008). Raúl se había enrolado en el grupo de Kiko Veneno y comenzó a producir a la madre que le parió.
Después encontró el luthier que le fabricó un tres flamenco y buscó la conexiones desde sus estudios de Antropología Cultural y, lo que es más importante, desde la intuición y la lógica del rock. Ahí aparecen dos personajes, de nuevo cruciales, Santiago Auserón que le hace sitio como guitar heroe en su banda, y Chavela Vargas, que ofrece sus saberes chamánicos. Con todo eso, y algunas cosas más, a Raúl le ha salido la voz a los 40 y ha hecho el libro-disco Razón de son.
La cualidad de esta Razón de son es que combina los poderes psicodélicos de El Guayabero con el instinto de Hendrix y de Morente. Y lo que no sabes, no está documentado o no existe...te lo inventas: Con la guitarra en blanco/ y el papel callao/ voy buscando una copla/ que nunca se ha cantao. Raúl asume que la música que brota en su banda tiene múltiples referentes pero que es esencialmente nueva: Yo no se lo que es lo que estamos tocando. Escucho y me pregunto: ¿Esto qué es? Es maravilloso crear un lugar de descubrimiento. Situarte en un lugar que no sabes si es un género antiguo o se está construyendo música nueva. uno va detrás de la música.
Pascuala Ilabaca tiene la particularidad de endulzar todo lo que canta, sean composiciones propias o interpretaciones de otros artistas. Con su voz lo endulza todo y lo vuelve miel. Es una de las cantautoras más jóvenes que ha surgido en los últimos años, recogiendo la herencia folclórica de la siempre presente Violeta Parra, conquistando al público con su acordeón y sus melodías, homenajeando al pueblo Mapuche y volviendo a las raíces de la música chilena.
Pascuala Ilabaca se interesó por la música desde muy pequeña. Estudió en la Universidad Pontificia de su ciudad natal, pero enseguida entendió que debía desligarse de las reglas excesivamente estrictas que le imponían sus profesores. Ya en su debut discográfico Pascuala canta a Violeta (2008), lleno de canciones basadas en el folclore chileno, se incorporó una tabla hindú y guitarras eléctricas. Pascuala canta a Violeta era un homenaje a Violeta Parra, su gran inspiración, y un ejercicio de recuperación de los sonidos tradicionales de su país. Este hecho convenció a la entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet, para invitarla a la gira que hizo por la India, país donde Pascuala Ilabaca había vivido de pequeña.
Viene al festival a recordar la gran figura de Violeta Parra y nadie podría hacerlo mejor que quien dice Violeta Parra es mi santa patrona.