El catedrático de la Universidad Carlos III, Antonio Lecuona, ha abogado esta mañana en el 9° Congreso Nacional de Ingeniería Termodinámica que se celebra en la UPCT por usar las cocinas solares en el Tercer Mundo y así evitar la muerte de 4 millones de personas al año.
Lecuona, quien ha sido el primer ponente del congreso, ha explicado que en los países tercermundistas se suele cocinar con leña, “y el humo de esa leña tiene consecuencias terribles. Se producen millones de muertes al año, más que por SIDA u otras enfermedades. Es una guerra mundial continua”, afirma.
Desde hace un par de años, Antonio Lecuona se dedica a investigar las funcionalidades y desarrollo de las cocinas solares. “Existe la posibilidad de ayudar a un tercio de la humanidad”, dice tras explicar que este sistema se basa en utilizar el efecto invernadero para que como consecuencia del calor, la temperatura aumente y se cocinen los alimentos.
“No somos conscientes de que se puede cocinar sin tener que llevar los alimentos al punto de ebullición”, admite Lecuona. Y es que, según él, la llamada cocina de baja temperatura es una tendencia gastronómica “lo importante es que las personas de esos países puedan mantener las cocinas por ellos mismos”. Para ello propone que las ONGs lleven este tipo de cocinas a los países subdesarrollados y enseñen a las mujeres cómo funcionan las cocinas solares y cómo pueden construirse una.
Por otro lado, relata cómo su equipo de investigación ha desarrollado unas cocinas de almacenamiento para poder cocinar durante aquellas horas del día en las que no hay luz solar. “Estas cocinas acumulan el calor en grandes cantidades durante el día y guardándolas en unas cestas con lana se queda almacenado ahí para poder cocinar durante la noche y el desayuno del día siguiente. De manera que cunden más que las cocinas solares normales”, advierte.
Para realizar esta investigación, los expertos están utilizando ollas antiguas, “que es lo más similar que tenemos a lo que se usa en los países pobres” y han patentado alguna de sus investigaciones a fin de evitar que las empresas se puedan hacer propietarias de esta tecnología y decidan comercializarla. “Siendo la universidad la propietaria de la patente puede cederla”, añade.
Lecuona también ha probado los alimentos cocinados con esta tecnología y afirma que “son mucho mejores” que los tradicionales porque “se destruyen menos las vitaminas y las carnes y pescados están más sabrosos porque se cocina sin hervir”.
Al Congreso Nacional de Ingeniería Termodinámica han asistido unos 140 investigadores. El evento, que cuenta con el apoyo de la Fundación Séneca de la Región de Murcia, continuará hasta el viernes a mediodía diversos espacios de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial (ETSII).