Los tratamientos integrales aplicados por el Servicio de Jardines de la Concejalía de Urbanismo e Infraestructuras del Ayuntamiento de Cartagena, que dirige Francisco Espejo, consiguieron reducir de un 2 a un 6 por ciento la muerte de palmeras infectadas por el picudo rojo en el Centro Histórico de la Ciudad, donde se sitúa el mayor número ejemplares.
Los tratamientos vienen aplicándose de forma continuada cada tres meses, e incluyen todos los remedios, mecánicos y fitonasinarios recomendados por la Dirección General de Sanidad Vegetal.
Precisamente durante este verano en que se está llevando a cabo la poda de palmas secas y la retirada de dátiles para evitar su caída en vía pública, se está aprovechando como otras veces para aplicar estos remedios en los ejemplares afectados, que son una buena parte de ellos.
En Cartagena ciudad y barrios existen unas 3.900 palmeras. Las variedades más significativas son la canaria (778), la datilera 1.246 y la Washingtonia (1.829). Los ejemplares de palmera canaria son los más afectados, seguidos de la datilera; mientras que la Washingtonia, que hasta ahora se había librado de la plaga, empiezan ya a detectarse casos asilados.
Durante las tareas de poda y saneamiento en las principales zonas, se aprovecha para inspeccionar de cerca cada uno de los ejemplares y someterlos a tratamientos integrales fumigación, eliminación de partes infectadas e inyección de productos.
LAS PRINCIPALES ZONAS
Esta zonas son las Eje del puerto donde esisten 358 Washingtonia, 232 datileras y 34 canarias; la calle Real, con 141 datileras; la Alameda de San Antón, con 107 datileras y el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy, donde hay 31 Washingtonia.
La fumigación de estos ejemplares con productos fitosanitarios se realiza durante todo el año, cada dos o tres meses, y es diferente según la palmera esté infestada o no.
También se realizan podas de saneamiento y tratamientos de choque en casos en los en que se detecta una presencia activa de picudo. Consiste en la eliminación mecánica de las partes infectadas para destruir el insecto en todas sus formas, sin tocar la yema terminal. Según el grado de infección se eliminan mayor o menor numero de palmas intentando conservarlas al máximo con garantía de éxito, pues con el tiempo y cuidados oportunos la palmera vuelve a reverdecer pero esta vez sin presencia de plaga .
DISMINUCIÃ"N DE PÉRDIDAS
Con los tratamientos integrales efectuados, la perdida de los ejemplares ha disminuido ostensiblemente. Así en el Centro Histórico, donde existen mayor número de ejemplares por metro cuadrado de zona verde, en el último año se han perdido en torno al 1-2 por ciento de palmeras mientras que en años anteriores las perdidas eran del 5 al 6 por ciento.
En referencia al resto de zonas de Cartagena las pérdidas de palmeras en lo que llevamos de año está en torno al 3 por ciento. En el 2013 las pérdidas fueron del 5 por ciento, mientras que en el año 2012 estuvieron cercanas al 7 por ciento.
Es importante reseñar que el picudo no distingue palmeras públicas y privadas y son numerosos los casos de palmeras públicas que, tras grandes esfuerzos por parte de la administración para erradicar el insecto estas se vuelven a infectar por palmeras privadas ausentes de cualquier tratamiento de lucha contra la plaga, por lo que es importante la concienciación de los particulares.
LA PLAGA DEL PICUDO
El Picudo rojo, Rhynchophorus ferrugineus Olivier, es actualmente uno de los insectos más dañinos para las palmeras en el mundo, provocando por lo general, la muerte de la palmera.
Es originario de las regiones tropicales del Sureste Asiático y Polinesia, comenzó su expansión hace 25 años atacando a palmeras datileras de los países del sur de Asia, Península Arábiga e Irán.
Fue introducido en el norte de Ãfrica a través de Egipto en el año 1993 continuando su expansión hacia los países europeos, Italia, Francia, Portugal y España. Se cree que a nuestro país llegó en el año 1995 en Almuñecar (Granada).
EN CARTAGENA, DESDE 2006
En la zona mediterránea se dieron los primeros casos en el año 2004 en la Comunidad Valenciana, llegando a nuestra Comunidad Autónoma en 2005 y a Cartagena en 2006, extendiéndose por toda la ciudad hasta día de hoy, teniendo unos niveles poblacionales muy altos actualmente.
El Rhynchophorus ferrugineus Olivier, vive y se alimenta en el interior de las palmeras, condición que hace difícil detectar su presencia con una simple inspección visual. Tiene metamorfosis completa y además se pueden encontrar los cuatro estadios diferentes conviviendo al mismo tiempo: huevo, larva, pupa y adulto.
El interior de la palmera le confiere protección y una fuerte adaptabilidad a diferentes zonas geográficas con distintas condiciones climáticas, las cuales influyen en los periodos de desarrollo de las fases de su ciclo biológico.
Se trata de un insecto con una gran capacidad reproductiva ya que precisa sólo de 3 a 4 meses para desarrollar todas las fases de su ciclo biológico. Esto significa que se pueden tener como mínimo tres generaciones al año.
Las hembras salen con los huevos fertilizados lo que las convierte potencialmente en colonizadoras de nuevas palmeras. La generación por venir terminará con la palmera y se volverá a repetir el ciclo destructivo del insecto. El adulto se dispersa dentro de un área determinado volando o caminando, pero una vez establecido en una palmera prefiere lo segundo. La dispersión a larga distancia es por medio del comercio o movimiento de material vegetal contaminado.