Hoy ha tenido lugar en el Hotel Alfonso XIII la celebración de la votación de candidaturas para la elección del Consejo Local de Cartagena, de la Agrupación Territorial de UPyD. Siendo elegida la candidatura encabezada por D. Fulgencio Egea; con una participación del 76% de los afiliados y un 100% de los votos escrutados, dicha candidatura ha recibido el apoyo unánime de los afiliados cartageneros.
Nace esta candidatura en la presentación, también por 1ª vez en Cartagena de manera participativa y democrática de UPyD y curiosamente en momentos en los que han quedado en entredicho de manera evidente, los partidos que nos llevan representando mayoritariamente hasta ahora.
UPyD es la única formación política que ha defendido de verdad, donde hay que hacerlo, como hay que hacerlo y sin brindis a la galería. Llegamos a Cartagena con ilusión, con fuerza, con ganas, con experiencia y con ideas frescas y nuevas. Con la intención de hacernos un hueco en el panorama político de nuestra ciudad que tan escaso anda de iniciativas y de alternativas reales.
Todos los compañeros elegidos han demostrado con su ilusión y con su trabajo el compromiso con los principios, valores y objetivos de UPyD.
Cartagena es una ciudad con mar, campo, historia, turismo, industria, agricultura y un largo etcétera de actividades que no se han desarrollado al máximo de su potencial. No somos integristas en lo referente a que no se construya en ningún sitio pero jamás habríamos permitido que un martillo picón esté rompiendo parte de una colina histórica. Una ciudad, unos dirigentes, una sociedad que permite eso, dice poco a su favor.
Las obras no pueden eternizarse, no se concretan lugares alternativos para el ocio de los jóvenes y no tanto. Los ciudadanos no deben nada al gobierno municipal no les deben vender sus derechos como favores, han de comprender que son autónomos e independientes, gobierne quien gobierne.
A todos estos desmanes hay que ponerle orden y concierto. Y para eso llegamos los hombres y mujeres de UPyD como una alternativa a una saga de políticos profesionalizadas y aferrados al sillón, que se han impermeabilizado sobre la sociedad a la que tiene que servir.