El cantante y compositor Kurt Elling (Estados Unidos, 1967) es un icono cultural en Estados Unidos, un peculiar personaje mitad poeta, mitad filósofo, que también ejerce de escritor y crítico musical. No posee un timbre muy atractivo, pero Elling sabe conectar con su público. Esa capacidad le basta para figurar en los primeros puestos de las listas de revistas especializadas y para captar adeptos en cada concierto. Su forma de interpretar es fibrosa, fresca y directa.
En tan sólo ocho años, se ha convertido en el referente más importante del jazz vocal masculino actual. Un músico que carece de una formación musical clara pero que, sin embargo, a base de mucho tesón, arduo trabajo, grandes cualidades intelectuales y una curiosidad que no descansa se ha situado en uno de los peldaños más altos del mundo jazzístico acaparando éxito de público y el beneplácito de la crítica más exigente.
Tras Elling, será el turno de que los alumnos aventajados de Dizzy Gillespie, entre los que se encuentran James Moody, Slide Hampton, Johnn Lee, Cyrus Chestnut y Willie Jones III, sumerjan al público del Cartagena Jazz Festival en los sonidos más clásicos del jazz del ayer. El programa doble comienza a las 21:30 horas en el Nuevo Teatro Circo mañana viernes 14 de noviembre. Las entradas, para ambos conciertos, cuestan 15 euros.
Comienza la sesión de la noche con Kurt Elling. Ya en el año 1995 alcanzó el visto bueno de un coloso como Blue Note, una de las discográficas más prestigiosas, que editó, con el añadido de algunos temas, una maqueta que Elling presentara, bajo el nombre de Close Your Eyes. En este trabajo Kurt muestra todas sus cartas: buen gusto en la elección del repertorio y de los acompañantes (al frente de los cuales se coloca su inseparable Laurence Hobgood), grandes dotes poéticas en la redacción de las letras y coqueteos con la generación beat, un uso brillante del scat y una forma de interpretar en la onda de Mark Murphy y, finalmente, una técnica vocal curtida en distintos escenarios de la ciudad de Chicago que incorpora detalles muy particulares especialmente en cuanto a dinámica se refiere.
Alcanzar una nominación a los premios Grammys en su primer trabajo no es algo de lo que puede presumir cualquier músico, si bien Kurt Elling, hasta la fecha, ha conseguido nominaciones en cada uno de sus discos, hasta la bonita suma de seis. Su segundo album The Messenger venía a confirmar las espectativas puestas en su primer CD y daba una botefada a los que pensaron que se trataba de una estrella de un solo día.
Tras tres discos en estudio Kurt Elling acometió la producción de su primer CD en directo y escogió, como no podí ser de otra forma, el Green Mill de Chicago, club de Jazz en el que sigue actuando semanalmente siempre que sus cada vez más frecuentes giras se lo permiten. Para la ocasión contó con Jon Hendricks, maestro y padre del vocalese, y el saxofonista nativo de Chicago Von Freeman.
Entre el repertorio algunos de sus temas anteriores y algunas nuevas composiciones. Además se guardó experimentos como Resolution, vocalese sobre el original de Coltrane, y un Dolores Dream de 16 minutos de duración para un Live In Chicago - Out Takes que solamente se puede adquirir a través de su página web (ver nuestra sección de links) y recomendado solamente para oyentes amantes de las vanguardias.
Flirting With Twilight seguía en la tónica de su anterior album de estudio aunque incluía un nuevo tributo al trío Lambert, Hendricks & Ross con la inclusión de Lil' Darlin'. Su último proyecto, Man In The Air, trae al Elling de sus primeros discos pero menos histriónico y más maduro abordando temas de Metheny, Hancock, Coltrane y Zawinul y es, sin la menor duda, su mejor disco hasta el momento.
Además de su faceta como cantante desarrolla una amplia labor como escritor trabajando en proyectos para distintos teatros y ha demostrado ser un emprendedor (y empresario) de primera línea agrupando en torno a sí a Jon Hendricks, Mark Murphy y Kevin Mahogany con un proyecto que se presenta con el nombre de Four Brothers y que pasó por España el pasado verano.
Tras Elling será el turno de que un quinteto de lujo indique porque a Dizzy Gillespie se le sigue recordando como lo que fue, uno de los más grandes del jazz mundial. Gillespie fue el gran pionero del be-bop, lo afrocubano y la trompeta doblada. Considerado por muchos como el segundo gigante después de Louis Armstrong, necesitó de una Big Band para expresarse como compositor y arreglista. Su tradición aún vive, alimentada con entusiasmo por las cinco figuras que en el Cartagena Jazz Festival se reunirán y donde seguro temas como 'Salt Peanuts', 'Groovin High', 'A Night in Tunisa' y muchísimas otras extraordinarias composiciones que han dado larga gloria al jazz se escaparan magistralmente de sus recuerdos.
James Moody, especie de alter ego de Gillespie con quien formó pareja musical y cómica; Slide Hampton considerado como uno de los mejores trombones de todos los tiempos acompañó durante más de cuarenta años al maestro Gillespie; John Lee bajista del maestro alrededor de diez años; el increíble e iconoclasta Cyrus Chestnut al piano, muchos opinan de él que es el mejor pianista de su generación como la revista Time y uno de los bateristas mejor considerados del jazz actual Willie Jones III revivirán la figura de Dizzy Gillespie.