Alela Diane es una cantautora oriunda de Nevada, EEUU. Conjuga una especie del llamado “Freak Folk” con algo de raíz country y una voz bastante particular. The Pirate’s Gospel disco editado el año pasado por el sello independiente Holocene fue una de las joyas acústicas del año. Sus letras melancólicas hablan sobre su vida. Para Alela, cantar es algo tan natural como respirar, y por eso no necesita demasiados adornos: con su voz cálida y un escueto acompañamiento de guitarra acústica o banjo le basta. Sin ninguna pretensión, sólo por el simple placer de hacer música, Alela Diane elabora un folk artesanal en el que no faltan las referencias al bluegrass y al gospel y que si resulta especialmente atractivo es por su sencillez y belleza. El concierto en el Patio de Armas del Cuartel de Artillería mañana martes 22 de julio a las 23:00 horas. Las entradas para el concierto 15 Euros.
Pese a los casi diez mil kilómetros que separan Nevada City (la ciudad donde nació y ha vivido casi toda su vida Alela Diane) de Cartagena, las canciones de esta intérprete y compositora de veinticinco años contienen elementos comunes a ambos puntos del planeta. Familias que se rompen; leyes de vida que se cumplen; preguntas que no encuentran respuesta en el viento. Canciones evocadoras sobre el desarraigo interpretado con guitarra, banjo y mandolina, tan cercano al folk que a este free-folk podría definírsele como artesanal. Corren buenos tiempos para el mundo idílico al que Alela Diane nos transporta. A sus escenarios recorridos por un río caudaloso, rodeado de pinos, a cuyas partes más profundas asegura Alela Diane en su myspace que se parece su música. También define como influencias a sus padres cantando en la cocina, a Kate Wolf y a Patsy Kline.
También ha contado cómo escribió sus primeras canciones en 2003, cuando llegaron los primeros cambios a su vida, cuando dejó Nevada City para ir al colegio en San Francisco y como sus padres se separaron inesperadamente y vendieron la casa familiar. Desarraigada y con el corazón roto, tal como ella misma lo describe, compuso su primer disco, Forest Parade. Su padre le ayudó a grabarlo en su estudio casero y lo distribuyó entre familiares y amigos. Y viajó a Europa, a cambiar de aires. The Pirate's Gospel fue escrito mientras recorría Londres, París y el sur de Francia. Al regresar se mudó a Portland, Oregon con la intención de seguir dando todos los conciertos que pudiera. De The Pirate's Gospel, su segundo álbum autoproducido, llegó a hacer seiscientas cincuenta copias en cd-r que luego vendía en sus conciertos.
Tres años después tenía compañía discográfica, una copia remasterizada y una carrera avalada, por ejemplo, por la nada sospechosa revista Les Inrockuptibles que lo clasificó entre los diez mejores discos de 2007. En 2006 su sello inglés, Names Records, realizó una edición limitada en vinilo de Songs Whistled Through White Teeth. Alela Diane ha decorado su coche con su atrapasueños y su colección de plumas de cóndor, ahora que sus cosas la esperan metidas en cajas. Y mientras prepara un nuevo disco, que se publicará este mismo año, cuenta que comienza a acostumbrarse a su nueva vida. Y que está contenta de conocer mundo.
KALI, EN LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO
Aventurero de la memoria, rebuscador de historias y de músicas, Kali, con su banjo debajo del brazo ha sabido mezclar como nadie el sonido antillano, con el reggae y calipso. Sus creaciones son el resultado de la investigación entre la tradición y la modernidad. Es un pacifista convencido y siempre esta preparado para defender los derechos humanos y una vida digna para todo el mundo, y eso se transmite en su música. Es el mayor baluarte de la música de Martinica.
Nació en Saint Pierre, Martinica, una isla montañosa de origen volcánico de las de Barlovento de las Antillas Menores. Músico, hijo de músico, sobrino del cantante tradicional Max Lancé, y primo del que fuera cantante de Malavoi, Ralph Tamar. Jean Marc Monnerville, Kali, fundó en 1975 su primer grupo, Gaoulé, en recuerdo de una matanza de esclavos ocurrida siglos atrás. Y en el 79, 6ème Continent, en el que incorpora al zouk antillano y al reggae el sonido del banjo. En su carrera en solitario optaría por rescatar el imparable efecto del zouk, defendido por bandas como Kassav como antes había ocurrido con las orquestas haitianas, y los boleros y sones llegados desde las islas hispano hablantes. Tras los discos Racines I (1989) y II (1990), representa a Francia en el Festival de Eurovision con el tema Monté la Rivié, que sirve como excusa para crear un disco destinado a darle a conocer en el resto del mundo. Participa en el Matebis de Malavoi, y coquetea con el pop en Ile á vendre y Lese La Te Tounen (1994). Con su disco Débranché, grabado en 1995 y reeditado en 2000, Kali retoma la tradición. Además de KALI au New Morning, Francofaune, los volúmenes 4 y 5 de Racines o Bèlè Boum Bap, Kali registró en un disco en vivo el homenaje que, en 2002, le hizo el Festival Pirineos Sur, en el músico de Martinica aparecía acompañado de músicos que participaron en el evento, como Max Ransay, Camille Soprann, Ti Raoul, Madnick, Marce, Ti Ken Nono, Rachid y Lirical.