La segunda quincena de junio está prevista la inauguración del Museo del Teatro Romano ubicado en el Palacio Riquelme, un acto que contará con la presencia de un miembro de la familia real, de ahí que el día y la hora aún estén pendientes.
El museo, al que ya se le están dando los últimos retoques, ha sido visitado esta mañana por el arquitecto que ha llevado a cabo el proyecto de restauración del edificio, Rafael Moneo, que ha estado acompañado por la alcaldesa, Pilar Barreiro, el presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, y el gerente de la Fundación Teatro Romano, Vicente Balibrea.
El origen del proyecto, tal y como ha explicado Moneo, nace ante la idea de conservar el Teatro Romano e incorporarlo a la ciudad, entendiéndose entonces la necesidad de incorporar el Palacio Riquelme y presentar un monumento que lleve aparejado un instituto de estudios romanos.
La elección de este edificio es fundamental para conseguir este objetivo por su cercanía al Teatro, y para ello se incluyen en él pequeñas dotaciones académicas, como son un auditorio, una sala de exposiciones temporales, bibliotecas, oficinas y despachos para seminarios.
Según Rafael Moneo, se trata de un proyecto en el que la labor del arquitecto ha sido ir estableciendo la continuidad de los elementos arquitectónicos, atendiendo a todos los puntos que rodean al Teatro y su museo para integrarlos en la ciudad y dar distintas perspectivas de Cartagena.
Para finalizar el proyecto tan solo faltan las obras del pavimento de la plaza Condesa Peralta y llevar a cabo el montaje del museo, actuaciones estas que estarán listas en cuestión de unos días.
UN RECORRIDO A TRAVÉS DEL TIEMPO
El visitante del museo del Teatro Romano podrá disfrutar de un recorrido que comienza pasando por debajo de la calle General Ordóñez hasta llegar a dos salas de gran tamaño con un sistema de escaleras mecánicas que, a lo largo de cinco pisos, muestra restos arqueológicos que pertenecen al Teatro Romano.
En el último piso se llega a la cota más alta, al nivel de la Catedral Vieja de Santa María, se pasa por debajo de la misma y culmina la visita en la última 'sala' del museo, el Teatro Romano, en el que se podrá ver el fruto de los trabajos llevados a cabo para rehacer escena y el monumento en su totalidad, de manera que el visitante puede moverse por el mismo con libertad, hasta la salida por la plaza Condesa Peralta.