Al finalizar el encuentro con el 8-6 deslumbrando en el marcador del Central, se escucha chistar a la afición de La Bombonera. El graderío pide silencio para poder contemplar con entusiasmo y respeto a los 13 jugadores que se han dejado la piel en el campo con el objetivo de dar una nueva alegría a sus seguidores.
Uno a uno; sin prisas, disfrutando del momento, la plantilla se reúne en círculo en el centro de la pista. No falta ninguno porque cada uno de ellos es clave. Y llega el momento mágico, el Pabellón Wsell de Guimbarda en silencio absoluto a la espera del grito que arrancará su mayor ovación.
¡1, 2 y 3…C-A-R-T-A-G-E-N-A!.
La piel de gallina. Lo nunca visto.
Una nueva noche para recordar en el Central. Partido espectacular de los hombres de Luis Fonseca, que aún ejerciendo su papel de entrenador-espectador, no hay árbitro ni ser divino que le impida dirigir a su ejército hacia la victoria, o en su defecto, a luchar hasta morir.
La primera parte ha sido de las mejores vividas en las últimas temporadas. Un Reale implacable se ha posicionado en el terreno de juego sin ofrecer la menor tregua a su rival.
Luis Jara ha estrenado el marcador nada más empezar en una jugada de estrategia de saque de esquina. Poco después Raúl Campos ha conseguido la igualada con un acertadísimo lanzamiento desde fuera del área que se ha encajado a la perfección en la portería de Fabio.
El brasileño, Messías, no ha tardado en adelantar de nuevo a los suyos tras un pase de su compañero Lozano. El 3-1 lo ha anotado el hipervitaminado, Cobeta, ayudado por Javi Matía.
Poco después, en el 8, Javi Serrano ha conseguido el segundo de los visitantes pero al descanso se ha llegado con un 4-2 gracias a una jugada compartida entre Raúl y Lozano que este último ha transformado.
Tras el descanso, el espectáculo ha continuado. Los visitantes se han propuesto mostrar un juego más agresivo, centrándose en atacar, actuación a la que han sabido responder con firmeza los locales, sin permitir demasiados sobresaltos en el ritmo del partido.
Para sobresaltos, el marcador, que no ha parado ni un minuto de moverse, sucediéndose los goles uno tras otro en un choque frenético que ha levantado a la grada del Central como en los viejos tiempos. 5-2, De Bail; 6-2, Raúl; 6-3, Raúl Campos; 6-4, Pipe; 7-4, Cobeta; 7-5, Raúl (p.p).
A un minuto del final, más de uno ha estado al borde del infarto. Marcelo, expolarista en toda regla, ha marcado el último para los suyos. Los nervios han estallado en La Bombonera, la tensión se palpaba en el ambiente, hasta que Lozano a dos segundos del final ha encajado en la meta zamorana el octavo y con este, el final del encuentro.
A destacar, dos cosas:
1. El sentimiento y la necesidad que tiene el equipo de ser uno. Uno es nada sin nadie. Nadie es nada sin uno.
2. Si no vas, te los estás perdiendo.