Vienen a Cartagena las chirigotas de Cádiz, pero en el Parque Torres y es que las Chirigóticas llevan las calles de Cádiz al escenario. Cuatro actrices (las hermanas Ana y Alejandra López Segovia, Teresa Quintero y Pepe Rus –La Macu en la serie de Telecinco Aída-) cantan, bailan y actúan durante hora y media con unos textos donde los juegos de palabra y los dobles sentidos salpican toda la función. Sátira despiadada del vecino, del gobernante, de las costumbres de la vida cotidiana, humor perspicaz de la calle trasplantado a la música, al cante y al teatro. Esta obra es un ejercicio de reírse de los demás pero empezando ridiculizarse a sí mismo. Es una de las comedias más divertidas que se pueden encontrar en los carteles de los teatros. Llega a Cartagena mañana jueves 6 de agosto.
Si el Carnaval es un momento de transgresión que permite dar la vuelta a casi todo, también autoriza a sacarlo de fechas y celebrarlo en cualquier momento del año. Chirigóticas es el título del nuevo espectáculo de Antonio Álamo y Ana López, una divertida paranoia del carnaval gaditano que lleva varias temporadas de éxito. Teatro de guerrilla, música de escaramuzas, así lo llaman sus responsables y así hay que entenderlo. Sobre el escenario cuatro mujeres inolvidables, cuatro expertas del carnaval gaditano con más de doce chirigotas en su repertorio que han recorrido año tras año las calles de Cádiz hasta dar lugar a este espectáculo sin fecha fija ni caducidad. A cual más excéntrica y rocambolesca, estas jóvenes se han juntado para dar lugar a tres historias independientes, basadas en tres chirigotas del repertorio de La Chirigota de las Niñas. Es decir, un grupo de personas que se agrupa para participar en el Carnaval, pero sin integrase en la programación oficial. Hace sus espectáculos en la calle, donde pueden.
En Chirigóticas paseamos, junto a cuatro actrices con muchas tablas, un recorrido por tres escenas pasadas por el tamiz de la chirigota gaditana. En la primera, La tela te lo vale, vemos a unas gitanas gaditanas vendiendo ropa en un mercadillo y desplegando unas dosis enormes de filosofía vital de la buena, sui generis, pero de la buena. Después, una visión de la inmigración, Las emigrantas, desarrollado desde el punto de vista del gaditano que se va buscando trabajo (narrando con ironía y gracia las diferencias culturales). Para acabar con Cambio de estado, donde vemos el desarrollo de una despedida de soltera al modo carnavalesco. Durante toda la obra los juegos de palabras son constantes, con esa inigualable gracia gaditana y todos los personajes, 3 por actriz, funcionan perfectamente engrasados en cada escena. Y, si bien es verdad que se pierde cierta frescura al pasar de la calle al escenario, se gana a cambio rigor escénico. La música, por su parte, apoya perfectamente la narración. Lo mejor de todo, la adaptación chirigotera del padre nuestro: sublime.