No cabía un alfiler en la plaza del Ayuntamiento. El lleno alcanzaba a las calles aledañas de Mayor, Cañón y subida de las monjas. Y los Morancos no defraudaron a la expectación suscitada. Durante más de media hora, con un público entregado, César Cadaval en su papel de Romano y Jorge Cadaval, en la de Carthagineses hilvanaron un diálogo cargado, repleto de chascarrillos referidos a las fiestas y a temas políticos y de actualidad, como la crisis económica, las homosexualidad y la inmigración. De sus chistes no se libraron ni la propia alcaldesa, de la que dijeron que había convertido a Cartagena en una ciudad muy bonita, llena de rotondas y vadenes.
La actuación de los Morancos rubricó un acto que se inició pasadas las nueve de la noche, con las palabras de bienvenida del presidente de las fiestas, Antonio Madrid. Siguió la alcaldesa, Pilar Barreiro, que arengó a los cartageneros y les animó a hacer frente a la crisis con estas fiestas, que este año cumplen su año 19.
Luego vinieron las presentaciones de rigor de los personajes de Aníbal e Himilce y de Scipión y Emilia Paula, por parte del sufeta Cartaginés y la presidenta del Senado, respectivamente. Antes de que los hermanos Cadaval salieran al balcón para realizar su pregón, tuvo lugar la entrega de la distinción de festero honoris causa a Ángel Martínez Martínez, presidente del consejo terriotial de la Caja Mediterráneo.
Finalizado el pregón, en el que el público cantó el cumpleaños feliz a César Cadaval, que hoy cumplía años, se inició la marcha hacia el campamento festero para su inauguración.