El Museo y el Teatro Romano de Cartagena abre sus puertas al mundo entero

El presidente de la Comunidad y la alcaldesa han inaugurado esta mañana el conjunto proyectado por Rafael Moneo

Veinte años más tarde de su descubrimiento, y doce años después de que se iniciaran los trabajos de recuperación, el Teatro Romano de Cartagena ha sido mostrado en todo su esplendor.

Esta mañana, el presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, y la alcaldesa, Pilar Barreiro, junto a otros representantes de la Fundación que ha llevado a feliz término la recuperación y gestión del yacimiento, como el presidente de Caja Murcia, Carlos Egea, y el arquitecto del proyecto, Rafael Moneo, han inaugurado el complejo conformado por el Museo y el Teatro Romano, en un acto que ha congregado a doscientas autoridades y personalidades de Cartagena y del resto de la Región.

El recorrido se ha iniciado en el antiguo Palacio de Pascual de Riquelme, rehabilitado como museo para mostrar las importantes piezas y esculturas halladas durante las excavaciones y culminará en el propio Teatro Romano, mediante pasos subterráneos que atraviesan los restos de la antigua Catedral.

Tras la visita inaugural, el presidente Valcárcel ha calificado el conjunto como fantástico, con la recuperación del mejor teatro romano del mundo construido en tiempos de Augusto. Cartagena se abre así a todo el mundo con una obra de estas características. Además, ha señalado que la Casa Real se ha comprometido a visitar esta instalación después del verano, no habiendo podido asistir ninguno de sus miembros en estas fechas por motivos de agenda.

Valcárcel ha manifestado que el Teatro Romano trascenderá las fronteras nacionales y será un lugar para estudiosos y para curiosos. También será un motor turístico, porque la monumentalidad, el acierto en la recuperación del teatro y en la concepción del museo tendrá tal poder de atracción turística de lo que nunca conoció Cartagena. A ello hay que sumar la accesibilidad al Teatro, con una recuperación del entorno que impulsa también a la ciudad.

La alcaldesa, por su parte, ha señalado que en 1996 se hizo un proyecto de ciudad, apoyado por el Gobierno regional, sabiendo que la ciudad podía vivir de sus recursos patrimoniales. El colofón ha sido el Teatro Romano, lo que no quiere decir que esto termine aquí, pero sí termina la gran exposición de la gran Cartagena patrimonial, arqueológica y artística y que nos sitúa en un posición turística privilegiada. Cuando se tiene una joya como ésta entre las manos, hay que ponerla en manos de los mejores, y así es como ha salido un proyecto como el que hoy inauguramos, ha dicho.

El arquitecto Rafael Moneo ha explicado los inicios del proyecto y el trabajo conjunto con los arqueólogos. Le hemos dado el tiempo necesario para sacar a la luz lo que la ciudad tenía escondido, ha comentado el arquitecto. La principal dificultad era la integración de un monumento de las dimensiones de éste en la ciudad y lo hemos conseguido, trabajando en todo el perímetro y haciendo que todos los puntos de contacto del Teatro con la ciudad se mejorasen, y además encontrando la vía de acceso desde el Palacio de Riquelme y entrando en las entrañas mismas del Teatro. Moneo ha finalizado su intervención señalando que no hemos hecho otra cosa que darle a la ciudad lo que ya tenía. El proyecto no ha hecho sino dar sentido a un viaje al pasado de Cartagena.

También se ha agradecido el trabajo del equipo de arqueólogos, además del especial compromiso de Carlos Egea, presidente de Cajamurcia, de la empresa Saras Energía, así como de Vicente Balibrea, presidente de la Fundación Teatro Romano.

La celebración de la apertura continuará hoy viernes por la tarde, y durante el sábado y el domingo, con jornadas de puertas abiertas para todos los ciudadanos que quieran acercarse a conocerlos: el viernes, de 18 a 21 horas; el sábado, de 10 a 20 horas; y el domingo de 10 a 14 horas.

El Museo del Teatro Romano se sumará así este verano a la rica oferta turística de Cartagena, con unas instalaciones que permiten proteger y explicar este monumental edificio construido en el siglo I, bajo gobierno de Augusto. El museo, creado por Rafael Moneo, es un centro arquitectónicamente sorprendente que reparte sus salas entre dos edificios conectados por un paso subterráneo y permite al visitante llegar desde la plaza el Ayuntamiento hasta el mismo Teatro Romano, salvando 25 metros de altura y el ancho de dos calles.

EL TEATRO, LA ULTIMA SALA DEL MUSEO

Moneo ha concebido el conjunto con la idea de que el Teatro se convierta en la última sala de su propio museo. Antes de llegar a él, el visitante conocerá el complejo proceso que ha sido necesario para recuperar este edificio romano olvidado durante siglos y enterrado bajo sucesivos barrios hasta su descubrimiento a finales de los noventa.

El Museo alberga piezas procedentes de la excavación del monumento, de entre las que destacan aras dedicadas a la triada capitolina que presiden la sala principal del museo como, en su tiempo presidieron el Teatro.

El Teatro Romano de Cartagena ha sido uno de los descubrimientos más sorprendentes de la arqueología española en los últimos años y permite entender la entidad que debía tener la ciudad en época romana, sus monumentales restos han venido a certificar el importante papel que desempeñó en la historia de la Hispania antigua.

El teatro se construyó en la ladera norte del cerro de la Concepción. Su grada, con capacidad para 6.000 espectadores, está divida en tres sectores. El escenario, de más de 43 metros tenía de fondo una fachada escénica de casi 15 metros de altura con dos órdenes arquitectónicos, en los que la combinación de los tonos rojizos de las columnas, blancos de los capiteles y basas, y grises del podium y entablamento provocaría un sugerente juego cromático.

Las basas, cornisas y sobre todo capiteles, traducen la envergadura del edificio, y junto a un rico programa ornamental convierten al teatro de Cartagena en un magnífico exponente de la arquitectura pública y monumental de época augustea.

El edificio del Museo contiene todos los equipamientos necesarios para hacer compatible la exposición de sus fondos con su papel como centro de investigación y difusión de contenidos culturales. A sus tres zonas expositivas se suman una sala de conferencias, una sala de exposiciones temporales y otra sala destinada preferentemente a la atención a escolares. Además cuenta con áreas destinadas al disfrute y ocio del visitante: tienda, librería y cafetería.

UNA RESTAURACIÓN REVERSIBLE

Los primeros restos del teatro se localizaron en 1988, en el transcurso de unas excavaciones tras el derribo de la casa palacio de la Condesa de Peralta; pero no fue hasta 1990, cuando se consiguió saber que se traba de un teatro romano. Después de diversas campañas de excavaciones esporádicas, en 1996, Ayuntamiento, Comunidad Autónoma y Caja Murcia dotan los fondos económicos suficientes para que los arqueólogos amplíen las prospecciones, se compren y derriben viviendas de la zona y se encargue el proyecto de recuperación a Rafael Moneo en el año 2000.

El proceso de restauración del Teatro ha sido el resultado de un largo proceso de estudio de un equipo de arquitectos, arqueólogos y urbanistas dirigidos por Rafael Moneo y los codirectores e la excavación: Sebastián Ramallo y Elena Ruíz Valderas. El quipo de especialistas trazó como objetivo la recuperación del teatro dentro de un proyecto integral que permitiera lograr un monumento visitable y como transmisor de las señas de identidad de la Cartagena romana.

Con tal fin, se establecieron como criterios básicos del proceso reponer con obra nueva en aquellos puntos donde los restos del teatro habían desaparecido por completo, consolidar aquellas otras zonas donde los restos se hubieran y realizar una recuperación de los accesos y la restitución parcial de la fachada escénica encaminada a una mejor compresión del monumento y al disfrute de la exposición de los elementos arquitectónicos que la componen.

Todos estos trabajos tenían como condición que fueran reversibles y que no supusieran impacto alguno sobre elementos originales. Para ello se han adoptado medidas como la separación de la obra nueva de la original mediante un entramado de tiras de fibra geotextil que un hipotético desmontaje; o el uso de materiales y técnicas similares a las empleadas por los constructores del edificio.

El largo camino emprendido en 1988 no termina con la restauración del teatro y la construcción del museo y su parque cornisa y la adecuación de los accesos, sino que seguirá en los próximos años ampliando la zona de excavación a otros lugares cercanos al monumento, que formaron originariamente parte del conjunto.

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