El arte contemporáneo se cuela estos meses en el Museo del Teatro Romano, conviviendo así en un mismo espacio ambas épocas. Se trata de la exposición Fuego Perpetuo, que estará abierta al público a partir de este jueves, 20 de noviembre. La muestra pertenece al proyecto Itinerarios: Geografías del Arte Contemporáneo, que nace con el objetivo de dar a conocer la colección del ICA, el Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes.
Es la cuarta exposición de este proyecto, que ya ha recorrido otros municipios de la Región, como son Puerto Lumbreras, Ojós y Archena, aunque ésta, la de Fuego Perpetuo, se estrenará en Cartagena. Lo que tiene de especial esta muestra es el marco incomparable del Teatro Romano, que contrasta con el arte contemporáneo, causando un efecto sorpresa al que la visite, explicaba esta mañana Marta López, directora del ICA, durante la presentación.
Por su parte, la concejala de Cultura, Rosario Montero, destacaba la gran oportunidad que supone para acercar la cultura a los ciudadanos, y siendo la de nuestra Región como es la colección del ICA.
La exposición plantea la revisión de cuatro artistas estratégicos representados en la colección ICA, cuya producción comparte maneras de hacer y poéticas de raíz común. La visión mítica del fuego, el humo, la ceniza, y los enigmas y metáforas que encierra son abordados a través de las herramientas del Arte Contemporáneo. Antón Lamazares, Javier Pividal, Nico Munuera y Pep Llambía plantean discursos en torno al carácter efímero de la existencia, una visión melancólica de la vida y la ardiente pulsión amorosa.
LOS ARTISTAS
Javier Pividal a través de una serie de Dibujos de brumas convoca a un sujeto anónimo que construye su presencia a través de la levedad. Partiendo de la desaparición, vemos configurarse con nitidez pequeñas incisiones sobre el papel, nubes de humo y brumas indeterminadas que dan lugar a una silueta fantasmal, metáfora de la fragilidad.
Nico Munuera despliega en Redblue and Gold el imaginario que atraviesa toda su obra. Horizontes ambiguos que se debaten entre la abstracción y la figuración generan subjetivos paisajes temporales, en los que el momento del crepúsculo se confunde con un ambiguo amanecer. La presencia de una calidez latente y vibrante esconde un fuego templado que se desvanece. La temporalidad del gesto en la ejecución de la obra sirve también como paradigma de un tiempo a la vez subjetivo y universal, el tiempo que pone al hombre en relación con las cosas.
Pep Llambía aborda en su obra Brume motivos icónicos de la representación de los mitos. Un ala de cisne desplegada se erige como una potente metáfora tanto de la caducidad como del erotismo recogido de la antigua Grecia a través de sus dioses. Como si de un pintor de naturalezas muertas se tratara, su obra recoge con su potencia y perfección técnica, una exuberancia que no aturde la austeridad y la sencillez compositiva.
Jarabo es el título de la obra de Antón Lamazares. Es ésta una pieza monumental e inabarcable en la que toda la superficie parece haber sido quemada con los trucos de la representación pictórica. Una llama central alumbra las tinieblas que plantea este trabajo, icono de la reducción a cenizas y las sugerentes imágenes que conlleva la presencia de una destrucción hipnótica.
Esta exposición permite introducir en un contexto centrado en la puesta en valor de los hallazgos de la cultura antigua obras radicalmente contemporáneas, propiciando un choque de estéticas que enriquecen la comprensión mutua de fenómenos de la cultura alejados por el tiempo pero con nexos comunes. Es la puesta en valor a nuestros creadores contemporáneos con el patrimonio heredado de nuestros antepasados.
La muestra estará abierta al público hasta el 18 de enero, siendo mañana jueves su inauguración a partir de las 20 horas.
HORARIO: De martes a sábado: 10,00 a 18,00 h. Domingos: 10,00 a 14,00 h.