La alcaldesa, Pilar Barreiro, recordaba esta mañana la figura de monseñor Javier Azagra, obispo emérito e Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cartagena, que fallecía ayer domingo, así como su estrecha relación con nuestra ciudad.
Parece que toda la vida estuvo ejerciendo de obispo de Cartagena, y es que a pesar de haberse retirado siempre le gustaba participar en todo lo que se hiciera en el municipio, destacaba ante los medios hoy lunes la alcaldesa, quien también expresaba su pésame y condolencia a la familia. Es una gran pérdida para nuestra ciudad, y es que eran muchos los que conocían personalmente a monseñor Azagra, añadía.
Nacido en Pamplona en 1923, monseñor Azagra llegó a Cartagena en 1970, como Obispo Auxiliar. En 1978 fue nombrado Obispo de Cartagena, cargo que desempeñó hasta 1998, en que renunció por razones de edad, aunque desde entonces ha venido ostentando el título de Obispo Emérito de Cartagena.
En marzo 1995, coincidiendo con sus 25 años de pastoral en Cartagena y la Región de Murcia, el Ayuntamiento de la ciudad lo nombró Hijo Adoptivo Cartagena atendiendo al cariño y la admiración que le profesaban todos los cartageneros; a su profunda humanidad y cercanía a los problemas del pueblo, así como a la lucidez y mesura con la que siempre ejerció su misión pastoral.
El corazón navarro de Azagra también supo manifestar su predilección por los cartageneros y sus tradiciones. Así, siempre que le fue posible no dejó de venir a los actos del día grande de la patrona, el Viernes de Dolores, ni a las procesiones de Semana Santa, de las que fue pregonero en 1992.