Habitar la huella es la exposición de Sonia Navarro que acoge el Palacio Consistorial hasta el 26 de noviembre. Nacida en Puerto Lumbreras, la artista muestra al visitante este proyecto que surgió en Roma hace dos años y en el que partía de la propia urbe como un soporte físico sobre el que la superposición de estratos arqueológicos levanta una especie de muro de huellas.
Las piezas que desarrolló en el proyecto para La Mar de Músicas de ese verano buscaban plasmar los recorridos de personas por otra ciudad, Cartagena, que comparte con Roma un pasado, una estructura urbana y ese muro de huellas que esconde su subsuelo. Pero una vez el proyecto echa andar, traspasó el plano de la propia experiencia para profundizar a través de la experiencia de otros.
Cruce de líneas, Mapeando o Fuera de lugar son algunas de las piezas que componen esta colección y que se inauguraban el pasado jueves, día 2. Los colores vivos de diferentes gamas cromáticas, las formas, líneas y materiales de distinto tipo se dan cita en este proyecto que atrapa al espectador.
Uno de los trabajos más llamativos es el de Roma, compuesto por cerca de una decena de instantáneas en blanco y negro de la capital italiana que contrastan con algunas pinceladas de color. Así el visitante podrá disfrutar de algunos de los escenarios más populares de esta ciudad en 1890 como la Vía del Tritone, la Plaza de Venecia o el Castillo de Sant Angelo. Madera, hierro, fieltro y pintura protagonizan otra de las grandes piezas de esta colección.
Partiendo del enfoque teórico, la huella, a la que tanto volvemos desde que Jacques Derrida la contempló como una disquisición respecto a las noción de inscripción, forma con la estructura del diferir un cuestionamiento radical sobre los conceptos metafísicos de origen y de sentido pleno. Confrontaciones ontológicas entre presencia y ausencia o vida y muerte, básicas para la asimilación del concepto desde la óptica del autor francés, son un punto de partida sobre el que se construye un relato que discurre en varias direcciones.
De hecho en la exposición encontramos dos núcleos focales sobre ideas convergentes que parten de la apropiación de la imagen física de la ciudad a través de las imágenes de una Roma desaparecida, fotografiada por los Hermanos Alinari y que refuerzan la idea de presencia-ausencia. Después la artista busca en la propia experiencia formativa y afloran referencias a los pilares sobre los que se edifica su discurso estético.
Horario: de martes a viernes, de 10,30 a 13,30 y de 17,00 a 19,00 horas. Sábados, de 10,30 a 13,30 horas, y domingos, de 10,30 a 13,00 horas.