El Museo del Teatro Romano acogerá desde el 6 de marzo y hasta el 30 de junio la exposición temporal Lvx Petrae, que muestra el Teatro Romano bajo la mirada de Díaz Burgos.
La muestra se presentará a los medios de comunicación el jueves a las 11,30 horas, pase de prensa al que asistirá la alcaldesa, Pilar Barreiro. La inauguración oficial será a las 8 de la tarde.
El Teatro Romano ha sido la pieza central e inspiradora de Lvx Petrae, su hallazgo, excavación y recuperación fue uno de los desafíos de mayor alcance y repercusión no sólo para a ciudad sino también para la arqueología reciente. A esos primeros pasos pertenecen algunas imágenes, en blanco y negro, rescatadas de la memoria por José Maria Rodríguez Valero, y que Díaz Burgos ha querido que formaran parte de la exposición.
Si en la Antigüedad la posición del teatro en uno de los cerros más elevados de la ciudad y junto al puerto produciría una primera impresión de magnificencia a todos los que llegaban a la ciudad por mar.
En la actualidad, la ubicación del Museo junto al Palacio Consistorial y su cercanía a la zona portuaria ha convertido la plaza del Ayuntamiento en el principal punto de recepción de viajeros y visitantes que vienen a disfrutar de la excelencia de este rincón del mediterráneo, devolviéndole ese ambiente cosmopolita del que disfrutó en otros periodos de su Historia.
Díaz Burgos ha captado con su cámara toda esa realidad palpable, ese trasiego constante de viajeros de culturas muy diversas, y nos regala una muestra fruto de la ilusión pero también de largas horas de trabajo in situ.
En el recorrido de la muestra, a través de más de setenta fotografías, se recrea la vida cotidiana en el Museo; las piezas expuestas, las piedras antiguas del teatro romano, el edificio de Moneo o las gentes que lo visitan, se entremezclan en sus imágenes en armonía.
Las fotografías de Díaz Burgos en Lvx Petrae no sólo son instantáneas de gran calidad artística sino que se convierten en documentos gráficos de una realidad que refleja hasta qué punto el monumento se ha convertido en un elemento esencial de identidad de la Cartagena Romana, visitado por miles de personas, gentes de todo tipo, viajeros de todas las nacionalidades y de todas las edades.
Con Díaz Burgos, el monumento vuelve a ser ahora un elemento vivo dos milenios después, lo ha retratado con su reconocida habilidad para localizar lo que hay de humano y cotidiano en cualquier paisaje, para convertir lo exótico en algo casi doméstico.
El artista, pacientemente y al acecho con su cámara, ha esperado la luz apropiada, la imagen que habla, las situaciones que ocurren; el gato, la niña, el romano, el cartaginés, el inglés, la mujer tatuada, las luces y las sombras de nuestro sol mediterráneo sobre las piedras.
En definitiva, su mirada inconfundible sobre la Historia Viva de un monumento que se ha devuelto a la sociedad para su disfrute, y que en pocos años se ha convertido en su seña de identidad.