A ver ¿a quién se le ha caído un tornillo? Entre carcajadas María, una jubilada mostraba esta mañana al resto de sus compañeros un tornillo que decía haber encontrado en el suelo. Así de divertidos estaban la veintena de mayores que se han apuntado a un taller de risoterapia que ha organizado el Instituto Municipal de Servicios Sociales.
Lorena Vázquez es la encargada de suministrar a través de numerosas actividades el gas de la risa a los jubilados. La clase ha empezado con una presentación un poco particular. Cada uno tenía que imitar el sonido de un animal diferente y reunirse con el resto de los miembros de su manada. Han convertido una actividad muy simple en una fiesta de animales, asegura la muchacha.
El taller es de 10 a 12 en las aulas de La Milagrosa. Solo se va a desarrollar en dos sesiones, la de hoy y la que habrá el jueves 1 de marzo. Hemos tenido que hacer dos grupos porque se apuntaron más de 40 personas. Ha venido también un grupo de la Asociación de Parkinson. Así que como el taller dura solo dos días, les he dicho que quien quiera venir el jueves también puede hacerlo, explica Vázquez.
La idea del taller es conseguir que los alumnos se rían y olviden sus problemas gracias a varias actividades divertidas. Muchos jubilados no podían contener las carcajadas cuando les ha tocado bailar y abrazar al compañero que llevara una prenda de ropa de un color determinado o cuando la monitora les ha puesto una música de striptease para que bailaran como quisieran.
La risoterapia, además de ser una actividad divertida, indicada para gente de todas las edades; fomenta el reencuentro de las personas mayores con su niño interior, ayudando a estas a desbloquearse emocionalmente, mejorar su comunicación, potenciar la memoria, la tolerancia, el dormir bien, facilitándoles vivir esta fase de su vida con mayor alegría y dignidad.
Objetivo conseguido: los que entraban hoy un poco más seriotes a clase han regresado a casa con una sonrisa de oreja a oreja.