Autoridades militares, eclesiásticas y civiles, representantes de las Fuerzas Armadas, así como miembros de seguridad del Estado, han honrado esta mañana a la “Estrella de los Mares”, en una Misa celebrada con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen, Patrona de las gentes de la mar (Marina de Guerra, Mercante, Deportiva y pescadores). Este acto ha tenido lugar en la iglesia castrense de Santo Domingo de Cartagena, y ha estado presidido por el Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, quien ha querido unirse en la celebración a Mons. Juan del Río, Obispo Castrense.
Mons. Lorca Planes ha felicitado a toda “la familia del mar” al comenzar su homilía, centrada en la figura de María, proponiendo como modelo su fe y su fidelidad. “La Santísima Virgen María de Nuestra Señora del Carmen ha estado siempre cerca de los hombres del Mar”- ha afirmado. El Sr. Obispo ha explicado que a lo largo de la historia, las estrellas siempre han sido una guía para estas personas. Así, ha comentado que en la vida “hay momentos de calma y serenidad, pero también de tormenta”, por lo que también “necesitamos estrellas para guiarnos”. “Ella es la Estrella”- ha remarcado. “Es admirable cómo los hombres del mar han guardado en su corazón esa Estrella”- ha añadido el Prelado.
El Pastor de Cartagena ha querido destacar en esta Eucaristía “la grandeza y la nobleza de los hombres del mar”, que “han hecho del mar su vida” y en nombre de la Iglesia, ha invitado a los presentes a orar por todas estas personas y sus familias. No ha faltado en la intervención de Mons. Lorca Planes un recuerdo especial para los fallecidos en el mar. Antes de concluir, ha pedido a Nuestro Señor la protección de todas estas almas por intercesión de Nuestra Señora del Carmen, rogando que bajo su manto, sean escuchadas todas las plegarias.
La Salve Marinera sellaba esta celebración mariana dedicada a la Flor del Carmelo, la Estrella de los Mares. Que Nuestra Señora del Carmen derrame hoy una infinita lluvia de gracias sobre todas las personas que en el mar, o en la tierra, le abran el corazón.