Ficcmoteca, el cine club que forma parte de las actividades del programa 'Leer Pensar Imaginar' que organiza la Concejalía de Cultura, ha cambiado sus fechas de proyección, pero mantiene su programación. Esta propuesta de programación cinematográfica de cine en versión original subtitulada en español (V.O.S.E.) pretende acercar a los ciudadanos películas que normalmente no llegan a las salas comerciales de Cartagena en el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy.
Este programa, que nace de la colaboración de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, el FICC y la Comisión de Cine de Cartagena, pretende recoger el testigo del mítico Cine Club Hannibal, colectivo que llenó de buen cine nuestra ciudad durante muchísimos años y que posibilitó que los aficionados al cine pudieran disfrutar de películas a las que no se podía acceder en sala comercial en el municipio.
Todas las películas se proyectan en el Salón de Actos del Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy. La entrada es gratuita hasta completar aforo.
Los nuevos horarios son:
Viernes, 2 de junio, a las 18:00 horas – 'Incendies' de Denis Vileneuve, Canadá, 2010.
Viernes, 2 de junio, a las 20:45 horas – 'Neruda' de Pablo Larraín, Chile, 2016.
Viernes, 23 de junio, a las 20:00 horas – 'El porvenir' de Mia Hansen-Love, Francia, 2016.
Viernes, 7 de julio, a las 20:00 horas – 'Bar Bahar' de Maysaloun Hamoud, Israel, 2016.
EL CINE CLUB HANNIBAL
El Cine club Hannibal nació desde el seno del colectivo “Abraxas cultura popular” en el 1978, en un momento social y político clave: los primeros años de la transición, y con una fuerte necesidad de recuperar libertad de expresión y memoria colectiva. A lo largo del último cuarto del siglo XX y la primera década del XXI, hasta el 2011, el Cine club Hannibal mantiene una trayectoria en la que se alternan y se suceden «Días de vino y rosas » con algunos de «Con la muerte en los talones».
Euforia, dificultades, adaptación a los nuevos tiempos y a públicos diversos, pero siempre con la clara vocación del amor al cine y el objetivo de hacer llegar a Cartagena ese cine, esas películas que no llegaban a las salas comerciales. Un grupo de aficionados que cumplía años, al tiempo que los gustos y los tiempos iban cambiando, pero que encontró en la afición y la ilusión compartida una manera de trabajar por el enriquecimiento cultural de Cartagena y que dejó con su desaparición definitiva un hueco que aún hoy está por cubrir.