Tras tres años de ensayos con cultivos asociados de brócoli y haba, en invierno, y melón y judía de careta, en verano, los investigadores agrónomos de la UPCT que desarrollan el proyecto nacional AsociaHortus han certificado que esta estrategia agrícola consigue mayores producciones de melón, dado que las flores de la leguminosa atraen a más polinizadores, e incrementa la fertilidad del suelo gracias a la capacidad del cultivo asociado de fijar en el terreno el nitrógeno atmosférico.
El objetivo de este proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (AGL2017-83975-R) es “incrementar la sostenibilidad de los sistemas hortícolas mediante la reducción de fertilizantes, fitosanitarios y agua, mejorando también la rentabilidad”, explica el investigador responsable, Raúl Zornoza.
En las próximas semanas van a cosechar el tercer y último ciclo de la asociación del brócoli con el haba, en la misma parcela de la Estación Experimental Agroalimentaria Tomás Ferro de la UPCT donde el pasado verano cultivaron melón asociado a judía de careta o caupí, cuando obtuvieron un incremento significativo de la producción de melón en relación a un monocultivo de melón.
El cultivo de brócoli asociado al haba ha mantenido su producción pese a una reducción del 30% en los fertilizantes utilizados, a lo que se suma la obtención de un cultivo adicional de haba.
El haba, una vez cosechada, se puede mantener como cubierta vegetal hasta el siguiente cultivo, incorporándola al suelo como abono verde. La leguminosa también activa los microorganismos del suelo que favorecen la movilización de nutrientes y mejoran la estructura del suelo, lo que asegura una mayor retención de agua. Al mismo tiempo se produce una fertilización natural del cultivo, pues las bacterias presentes en las raíces del haba transforman el nitrógeno que captan en el aire en amonio y nitrato aprovechable para las plantas.
Mejora la biodiversidad
“Ambas asociaciones de cultivos han demostrado mejorar el contenido en materia orgánica en el suelo de la parcela, con mayor presencia de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, así como un incremento de las poblaciones de microorganismos beneficiosos”, resalta la investigadora Virginia Sánchez.
“Estamos comprobando que la asociación de cultivos puede disminuir el número de aplicaciones de productos fitosanitarios, pues se reduce la incidencia de plagas y enfermedades mientras aumenta la biodiversidad”, explica la docente de la Escuela de Agrónomos de la UPCT Josefina Contreras.
“Las capturas de trips, pulgones y mosca blanca en el cultivo de melón asociado al caupí fueron mucho menores que las del monocultivo de melón”, detalla. “También encontramos una mayor cantidad de enemigos naturales de las plagas, sobre todo depredadores, como coleópteros y crisopas”, añade. “Además, comprobamos que las flores de la judía incrementaron la presencia de polinizadores, lo que conllevó un aumento del número de frutos, con la consiguiente mejora de la producción y de los rendimientos del cultivo”, concluye.
Los resultados de los ensayos han sido comunicados en el congreso online ‘Intercropping for Sustainability’, organizado el mes pasado por la British Association of Applied Biologists, y serán también divulgados en una jornada informativa sobre diversificación en cultivos hortícolas, abierta a cualquier interesado, aunque enfocada para agricultores y profesionales de la industria asociada, que se celebrará de forma telemática el miércoles 10 de febrero, a las 18:00,.