El Auditorio y Palacio de Congresos El Batel acogió este pasado viernes 8 de marzo un momento especial con la celebración de la sexta edición del Concierto Extraordinario de Entre Cuerdas y Metales.
El concierto contó con la presencia del concejal de Cultura, David Martínez y la Subdirectora General de Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial de la Región de Murcia, Mónica Escudero.
La Orquesta Sinfónica de Cartagena, reunió en el escenario a una plantilla de 45 músicos. Todos y cada uno de ellos fueron elegidos a conciencia, los mejores músicos para un concierto único donde el público disfrutó desde el minuto uno hasta el final. Entre ellos había también antiguos premiados del concurso entre cuerdas y metales, como Javier Valero Lobato, Ella Heinbigner Mosi, Celia Inglés Martínez, Irene Ortega Albaladejo, Miguel Ángel Ros Soto, Delia Nerea Bastida Paterna, Diego de Jódar Banacloig, Alejandro Solano, Álvaro Pintado como director asistente…. (algunos de ellos componentes también de la JOSCT – Joven Orquesta Sinfónica de Cartagena).
En definitiva una orquesta con los mejores músicos, prueba de ello fue el resultado del concierto ofrecido ayer en el Auditorio El Batel. Músicos entregados que pusieron todo su talento y alma en este concierto extraordinario. Se formó una orquesta del nivel de las grandes orquestas nacionales e internacionales. Dirigidos además por uno de los mejores directores Leonardo Martínez que así lo manifestó tras finalizar el concierto alabando el trabajo realizado con esta agrupación y de todos y cada uno de sus músicos y, en especial, y con motivo del Día de la Mujer, a todas las mujeres que forman parte de ella.
Fue un lujo contar bajo la batuta con la presencia de un Director con una dilatada experiencia y de fama internacional, como es Leonardo Martínez, que ha dirigido multitud de Orquestas, como la de Praga, Carlsbad Symphony Orchestra, Moravian Filarmonic Orchestra, North Czech Philharmonic en Teplice (República Checa), Kharkov Philharmonic Orchestra (Ukrania), Cucurova State Sinfonie (Turquía), Szczecin Philharmonic (Polonia), Orquesta Sinfónica Ciudad de Elche, Orquesta Sinfónica de Córdoba, Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, Orquesta de Extremadura, Orquesta Metropolitana de Lisboa, etc…
Con la realización del Concierto Extraordinario de Entre Cuerdas y Metales recuperamos la presencia de antiguos premiados de este concurso, que han consolidado y cosechado numerosos éxitos en sus carreras musicales. Éste año la solista elegida fue la violista Ana Mba Flores (I Premio de la X Edición en el año 2007), que con su interpretación del Concierto de Hoffmeister encandiló al numeroso público asistente, mostrando sus dotes virtuosísticas con la viola.
Sin duda, los Schumann, al igual que otros músicos románticos como Brahms, se sintieron herederos de la tradición del Clasicismo austro-germano. En tal tradición se ubica Franz Anton Hoffmeister (1754-1812), compositor y editor de Haydn, Mozart y Beethoven. Como era habitual, su Concierto para viola se articula en tres movimientos. El Allegro inicial combina pasajes de marcada elegancia melódica con fragmentos muy virtuosísticos, como la cadencia donde la violista ha de demostrar sus destrezas técnicas. El Adagio recuerda a un aria operística, pues la orquesta acompaña, en segundo plano, la ornamentada melodía de la solista. El concierto concluye con un Rondó que exige a la viola gran variedad de articulaciones y llamativos efectos de “eco”. El evento culminó con un bis de la pieza El Bateo de Federico Chueca, que no estaba previsto en la programación.
CLARA SCHUMANN
Programa de lujo también, porque al ser un día tan especial como el Día Internacional de la Mujer, y siendo la homenajeada de este año en Entre Cuerdas y Metales la compositora Clara Schumann, más conocida como intérprete (fue una de las más reputadas y mejor remuneradas pianistas del siglo XIX), pero como otras muchas mujeres en su época injustamente reconocida en el campo de la composición. Por eso aquí nuestro más justo homenaje estrenando mundialmente una de sus “obras maestras”, elogiada por el mismo Mendelssohn: El Trío op. 17 con arreglo hecho por Ginés Martínez Vera para orquesta, - compositor recientemente galardonado con la medalla de oro en los prestigiosos Global Music Awards.
Doscientos años después de su nacimiento, los asistentes tuvieron la oportunidad de comprobar la enorme calidad de su música. En concreto, disfrutaron de los dos movimientos centrales de su Trío op. 17 para violín, violonchelo y piano. El Scherzo comienza con una elegante melodía caracterizada por un ritmo yámbico, mientras que la parte central muestra un carácter más íntimo. Por su parte, el Andante despliega una expresiva melodía típica del Romanticismo que es interrumpida por un pasaje rítmico y dramático.
“No hay nada más grande que la alegría de haber compuesto algo y luego escucharlo”. Estas fueron las palabras que Clara Schumann (1819-1896) anotó en su diario al acabar de componer la obra que abre el concierto de esta tarde. Sin embargo, y a pesar del gozo que componer le proporcionaba, Clara invirtió sus mayores esfuerzos en su carrera pianística. En efecto, fue una de las intérpretes más reconocidas –y mejor pagadas– del Romanticismo, igualando a otros virtuosos como Liszt o Thalberg. De hecho, la reputación de Clara comenzó en su infancia, cuando destacó como niña prodigio capaz de componer, improvisar y tocar piezas de gran dificultad.
Su primer profesor fue su padre, el pianista Friedrich Wieck, quien también dio clases a Robert Schumann. Cinco años después de conocerse, Clara y Robert se casaron; desde ese momento, ella tomó el apellido de su marido. Robert la animó a componer, y ambos se ayudaban mutuamente para mejorar sus obras; aun así, a menudo Clara dudaba de su propia capacidad creadora. Interiorizó la idea de que las mujeres no podían contar con este talento: “Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?”, escribió. Este conflicto interno entre sus inclinaciones hacia la composición musical y el cuestionamiento de su propia habilidad la atormentó a lo largo de toda su vida.
FELIX MENDELSSOHN
La velada del concierto fue a cargo de la Sinfonía Nº 3 “Escocesa” de Felix Mendelssohn (1809-1847), otro músico romántico que se declaró admirador de Clara Schumann. Este autor sobresalió como compositor desde niño, algo común en su familia, ya que su hermana, Fanny Mendelssohn, también mostró facilidad para escribir e interpretar música desde la infancia. Los dos recibieron una excelente formación, incluso sus padres convirtieron el salón de su casa en una sala de conciertos donde la propia Clara tocó con frecuencia. En cambio, de adultos, Fanny recibió presiones familiares, incluyendo las de su hermano, para que dejara de componer, mientras Felix obtenía un gran apoyo que le permitió visitar toda Europa para completar su educación.
Precisamente en su viaje a Escocia, en 1829, Mendelssohn inició la composición de su tercera sinfonía, aunque no la finalizó hasta 1842. No está claro si utilizó melodías escocesas o si las creó él; en todo caso, la obra evoca las sensaciones que tuvo durante su estancia en aquel país.
El primer movimiento presenta un mismo tema con dos elaboraciones contrastantes: si la introducción puede recordar a la bruma típica del norte de Gran Bretaña, después se convierte en una melodía más alegre que acaba desvaneciéndose. El Scherzo tiene verdadero sabor popular, con un tema típico de los gaiteros escoceses expuesto por el clarinete. Quizá el movimiento más alabado es el Adagio, cuya bella melodía se ha visto como una íntima oración religiosa. El enérgico finale se ha comparado con una batalla que termina con un himno de agradecimiento tras la victoria.