Cartagena rinde homenaje al cabo Melchor Amate con una plaza en su nombre junto al Cartagonova

Se colocará un monolito en el Barrio de la Concepción, dónde residía, para conmemorar el centenario de la hazaña de este cartagenero en la Guerra del Rif

Cartagena rinde homenaje este miércoles, 12 de junio, al héroe nacional y cabo, Melchor Amate, nominando una plaza con su nombre. El emplazamiento se encuentra en una zona de nueva construcción entre el estadio Cartagonova y el centro de salud del Barrio de la Concepción. El acto tendrá lugar a las 19:30 horas. En él se contará con la asistencia de autoridades civiles y militares, entre ellas la alcaldesa, Noelia Arroyo. 

Junto a la avenida del Cantón, en el nuevo Plan Parcial Rambla, se ha colocado un monolito realizado por el escultor Jorge García Aznar para honrar a este militar. Éste consiste en un bajo relieve del homenajeado, que ha sido sufragado por la constructora Emasa, de Tomás Olivo.

Por acuerdo del Pleno Ayuntamiento de Cartagena de 24 de noviembre de 2022, incoó expediente de Honores y Distinciones municipales, para nominación de la plaza, con el fin de conmemorar este 2024 el Centenario de la Hazaña en la Guerra del Rif del por la que se le concedió la Laureada de San Fernando a título individual al cabo de Infantería y vecino de Cartagena, Melchor Amate Hernández, popularmente conocido como el Cabo Amate. 

EL CABO AMATE

Amate nació en El Estrecho de Fuente Álamo el 2 de mayo de 1900 y a los diez años trabajaba en un lavadero de minerales en La Unión. Con 21 años es llamado a filas en pleno Desastre de Annual y el 1 de enero de 1922 jura Fidelidad a la Bandera en Alcoy. En 1923 es ascendido a Cabo y en marzo de 1924, formando parte del Batallón Expedicionario del Regimiento Vizcaya nº 51 de guarnición en Alcoy se traslada a Melilla, para meses más tarde embarcar con su Unidad rumbo a la Zona Occidental, llegando al Campamento de Uad - Lau el día 1 de julio de 1924, donde sufrió un violento ataque el 4 de julio, pasando poco después a la posición de Chentafa, guarnecida por cuarenta clases y soldados al mando de un teniente, y que, por ser normalmente abastecida por la próxima de Solano, carecía de repuesto de víveres y agua.

El 14 de agosto de 1924 fue atacada y sitiada por el enemigo, consumiéndose en ese mismo día todas las subsistencias con que contaba, quedando la guarnición a falta de todo, pues no pudo abastecerse por los continuos ataques que recibía.

El día 18 la situación llegó a ser insostenible, pues la mayor parte de los hombres que quedaban estaban heridos y todos ellos atormentados por la sed. En estas circunstancias, el Cabo Amate, herido en una muñeca y que a todos daba ejemplo por su levantado espíritu y especial atención por los heridos, se ofreció al oficial para intentar hacer la aguada en el Wad Lau, a un kilómetro de la posición, oferta que no fue aceptada en un principio, pero autorizado más tarde salió de la posición acompañado de otro soldado (muerto después en cautiverio), en dirección al río, llevando las cantimploras del blocao.

Al hallarse a unos trescientos metros de la posición encontraron a un grupo de rifeños, por lo que se pusieron a la defensiva protegiéndose en un matorral próximo, pero al intentar disparar su fusil sobre el grupo que le atacaba fue hecho prisionero y llevado hasta la alambrada del blocao, intimidándole a que gritase que iba solo, que llevaba agua para la posición y que le abriesen la alambrada, pero, dándose cuenta del peligro que con el engaño ponía a sus compañeros, gritó: “Mi teniente, no puedo llevarle el agua, estoy en poder del enemigo, ¡haga fuego!”, voces que oídas por la guarnición les aprestó a la defensa con una descarga que causó varias bajas en el enemigo.

Los rifeños le dieron al Cabo Amate una brutal paliza y durante cerca de dos años permaneció en cautiverio, padeciendo grandes sufrimientos debido a los castigos a que fue sometido por no querer humillarse ante sus guardianes, palizas que dejaron como prueba en su cuerpo numerosas cicatrices y llagas. Primero en Axdir –junto Alhucemas-y después a Ait – Kamara Campo de Prisioneros donde estuvo hasta mayo de 1926, siendo liberado el Campo por las tropas españoles y francesas, y llevado al Hospital de Melilla, donde se recuperó del cautiverio.

Semanas después regresó ya licenciado a Cartagena, el 30 de junio de 1926, a su casa familiar de la calle Yeseros, siendo recibido en la Estación del tren por el Alcalde D. Alfonso Torres y la Cuidad en pleno, pues habían cerrado los comercios para recibir al Héroe de Chentafa. La comitiva comenzó en la Estación y recorrió la Iglesia de la Caridad y el Gobierno Militar.

En 1929 le fue concedida por el Rey Alfonso XIII la Gran Cruz Laureada de San Fernando individual de segunda, la mayor recompensa a los hechos de armas heroicos de integrantes del ejército y la armada.

El 18 de enero de 1930 y por suscripción popular, el Alcalde Accidental D. José Mediavilla le hizo entrega en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de la distinción.

Días más tarde de la imposición de la Cruz en el Palacio Consistorial, se trasladó a Borjas Blancas (Lérida), pues allí le destinaron en el año 1930 al ingresar en la Guardia Civil.

Volvió a La Unión y más tarde estando destinado en el Cuartel de la Guardia Civil de Santa Lucia renunció a continuar en el Cuerpo, pues había ingresado en la Armada como Maestro de Arsenales, siendo destinado a San Fernando y en 1936 a Cartagena.

En 1956 tuvo que retirarse por enfermedad, hasta que el 15 de noviembre de 1983 murió en compañía de sus hijos y algunos nietos.

En 1926 había contraído matrimonio con María Antonia Guillén Velasco, del que nacieron cuatro hijos: Concepción, Manuel, Antonio y Melchor y situó su residencia en el castizo Barrio de la Concepción, donde era especialmente asiduo y conocido, por lo que para conmemorar la efemérides, y dado que se trata del único vecino de Cartagena con esta alta distinción, se ha tratado de un buscar un espacio público que pueda llevar su nombre en este entorno.

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