El lado más humano y cotidiano del Teatro Romano de Cartagena se convierte en protagonista, a través de las fotos de Díaz Burgos, en la exposición temporal "Lux Petrae II", disponible hasta el 18 de noviembre en el Museo del Teatro Romano.
La alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, visitó junto al autor la exposición el pasado sábado 18 de mayo, coincidiendo con su apertura y con La Noche de los Museos.
El Teatro Romano ha sido la pieza central e inspiradora de Lux Petrae II, su hallazgo, excavación y recuperación fue uno de los desafíos de mayor alcance y repercusión no sólo para la ciudad sino también para la arqueología reciente. El monumento vuelve a ser ahora un elemento vivo dos milenios después de la mano de Díaz Burgos, que lo ha retratado con su reconocida habilidad para localizar lo que hay de humano y cotidiano en cualquier paisaje, para convertir lo exótico en algo casi doméstico. Por ello el museo ha querido de nuevo rescatarla de sus fondos para mostrar un trabajo extraordinario de Díaz Burgos.
En el recorrido de la muestra a través de las fotografías se puede ser testigos de la vida cotidiana en el Museo; las piezas expuestas, las piedras antiguas del teatro romano, el edificio de Moneo o las gentes que lo visitan se entremezclan en sus imágenes en grata armonía. Las fotografías de Díaz Burgos en Lvx Petrae no sólo son instantáneas de una gran calidad artística sino que se convierten en documentos gráficos de una realidad que refleja hasta qué punto el monumento se ha convertido en un elemento esencial de identidad de la Cartagena Romana, visitado por miles de personas, gentes de todo tipo, viajeros de todas las nacionalidades y de todas las edades.
Acompaña a las fotografías una muestra de sus herramientas de trabajo a lo largo de muchos años; una preciada selección de sus cámaras fotográficas desde la que le trajeron los Reyes Magos a los doce años hasta otras más recientes, así como la muestra de algunos de sus catálogos elaborados con gran pasión por el artista.
Díaz Burgos, pacientemente y al acecho con su cámara ha esperado la luz apropiada, la imagen que habla, las situaciones que ocurren; el gato, la niña, el romano, el cartaginés, el inglés, la mujer tatuada, las luces y las sombras de nuestro sol mediterráneo sobre las piedras del teatro. En definitiva su mirada inconfundible sobre la Historia Viva de un monumento que se ha devuelto a la sociedad para su disfrute, y que en pocos años se ha convertido en su seña de identidad.