Casi un siglo de vida pasó Alfonso García Ortega en el Caserío de Los Gutiérrez. El Ayuntamiento de Cartagena hizo ayer martes, 2 de mayo, un homenaje póstumo a este querido vecino de este enclave de El Albujón.
El tributo consistió en la instalación de una placa de recuerdo al popularmente conocido como 'Alfonso el de Los Gutiérrez'. Este ilustre vecino nació el 17 de mayo de 1923, por lo que en unas semanas hubiera cumplido cien años. Fallecido en 2016, su pueblo sigue recordando a este agricultor amante del trovo y los caballos que con su esfuerzo diario labró también el porvenir de sus vecinos.
El acto contó con la participación de la alcaldesa, Noelia Arroyo, que junto a la viuda de Alfonso, familiares y allegados recordó la figura de un hombre que antaño encendía cada noche el interruptor manual que daba luz a Los Gutiérrez y también hacía el conteo del agua que se consumía en cada vivienda. Reivindicó mejoras de alumbrado, abastecimiento de agua potable y de asfalto para su pueblo
Este reconocimiento fue impulsado por la junta vecinal de El Albujón, a través del actual vocal, Ángel Nieto, que acudió al acto junto al presidente de la misma, Andrés García Saura. También estuvieron los ediles de la Corporación Diego Ortega, Esperanza Nieto, Cristina Mora y Enrique Pérez.
"Alfonso hizo su vida cultivando tomates, pimientos, melones. Pero también cultivó la poesía. Era un gran aficionado al trovo. Iba siempre con papel y lápiz para dejar por escrito esas ideas que podían inspirar un trovo. Alfonso fue una persona importante, que con su impulso, sus ganas y su trabajo hizo que su pueblo mejorase", destacó la regidora.
Durante su vida, Alfonso sintió un gran cariño por su “patria chica”, como él la llamaba, que supo inculcar a su esposa Caridad, en sus 60 años de matrimonio, a su hija Pepa y yerno que también residen en Los Gutiérrez, y a sus nietos y bisnietos, que viven allí manteniendo su legado.
Su hija Pepa recordó a su padre con un trovo con el que agradeció la presencia a todos los asistentes. Sus bisnietos Alfonso y Candela, los más jóvenes del lugar, lo definieron en compañía de su bisabuela Caridad como una persona reservada, bromista e inteligente.
Por último, Andrés Nieto, cronista de Fuente Álamo y amigo de Alfonso, cerró el acto con un sentido trovo: "Alfonso marchó en vuelo. Y hoy contento debe estar, mirándonos desde el cielo esta placa inaugurar. Si hablamos de hombres buenos a Alfonso habría que nombrar. Trabajó en estos terrenos, fundó familia y hogar. Dios lo tendrá en la gloria, nosotros en pedestal. Alfonso está en la memoria y no se podrá olvidar que es parte de nuestra historia".