Este lunes, 18 de julio, se presentó dentro de la sección literaria de La Mar de Músicas, la biografía creada por la periodista Amelia Castilla, sobre Paco Martín, creador del festival y director hasta 2018, año en el que falleció. La 'La Mar de Paco' ha reunido en el Auditorio El Batel a familiares, amigos y representantes del mundo de la Cultura.
La alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, que dio la bienvenida a los asistentes, recordó la figura de Paco Martín como la de "un programador brillante que creó en Cartagena una oferta cultural nueva y excelente. Así se lo ha reconocido todo el mundo musical, se lo ha reconocido el Gobierno de España, con una Medalla al Mérito en las Bellas Artes, y el Gobierno Regional, con una Medalla de Oro".
"Su vida fue la de un creador, quizás no fue la del músico que quería ser de pequeño, pero sí acercó la música a cientos de miles de personas a través de sus festivales o del mítico café Arlequín que dirigió".
En la presentación de 'La Mar de Paco' además de la alcaldesa, Noelia Arroyo, y el concejal delegado de Cultura, David Martínez Noguera, han estado presentes la autora del libro, Amelia Castilla, las periodistas de Radio Nacional y de la BBC, Lara López y Lucy Durán, y familiares, amigos y representantes del sector cultural.
Niño prodigio, músico y maestro de formación, Paco Martín (Cartagena 1956-2018) dirigió en sus más de tres décadas de actividad como funcionario municipal del Ayuntamiento de Cartagena, La Mar de Músicas y el festival de jazz. Dominaba todos los registros y bajo su batuta se mantenía durante todo el año una completa programación cultural. El área de influencia de este exquisito personaje se extendía a toda la Región de Murcia.
Amelia Castilla, autora de La Mar de Paco (La Fea Burguesía), y cartagenera de adopción, cubrió como enviada especial de El País algunos de los eventos que programó Martín con el que, además, mantenía una relación algo más que amistosa. Aprovechó los dos años que ha durado la pandemia para investigar la vida del programador que colocó Cartagena en el mapa de los festivales del mundo.
La Mar de Paco se lee como una biografía, una historia oral construida a base de entrevistas con los personajes que acompañaron su carrera y que se complementa con documentación y recuerdos personales. La obra refleja una visión de la cultura urbana que trasciende el mero localismo. Estructurado en torno a 21 capítulos, por las páginas del libro se mueve también la generación que lo hizo posible en el marco de una fotografía, la de una ciudad del Mediterráneo que, con sus luces y sus sombras, brilla en el mundo con dos faros: su Teatro Romano y La Mar de Músicas.
La vida de Paco Martín siempre giró alrededor de la música. La Mar de Paco arranca con su debú como niño prodigio en los años sesenta, emulando a Marisol y Pablito Calvo. El ruiseñor de Cartagena (“Lo descubrieron las monjas”, cuenta su madre) ganaba todos los concursos por encima de los grupos modernos de la época. Grabó un disco y a punto estuvo de aterrizar en el cine como hijo de Sara Montiel, pero acabó aburrido y lo dejó todo para hacer el bachillerato en los Maristas y luego el colegio Hispania. Siguió dando clases de piano, estudió magisterio en Murcia y, tras unos meses “desastrosos” como docente, dejó Cartagena con un grupo de amigos para vivir en una comuna cerca de Barcelona.
De vuelta a la ciudad que lo vio nacer, participó en la creación de El Arlequín, un bar con banda de jazz propia y música en directo. Allí vivieron la denominada Transición. Al calor de los ayuntamientos democráticos, Paco ingresa como colaborador en el área de Cultura de Cartagena donde desarrollaría gran parte de su carrera. Desde el principio queda al margen de las tareas administrativas. Entre otras actividades, recupera el festival de jazz y desde el Teatro Circo programa, sobre todo, teatro y música. En 1992 en plena reconversión industrial participa como socio en la creación de Mestizo, una asociación cultural que animó durante una década la vida cultural de Murcia y su región.
En 1995 para dinamizar la ciudad en verano ante la huida de sus habitantes a las playas inaugura la primera edición de La Mar de Músicas. Para rellenarlo con un programa firme, buscó las estrellas del cartel en la entonces denominada World Music, la música que tanto le gustaba como usuario. La coherencia de su programación y su olfato para detectar nuevos valores convierten el festival en uno de los encuentros fundamentales del verano al nivel nacional. En paralelo, durante un tiempo compaginó las tareas municipales con la programación del Auditorio de Murcia y el festival Internacional de Teatro Música y Danza de San Javier. Se convirtió en el programador más importante del panorama nacional. No tenía rival.
La banda sonora de Paco Martín arranca con una ciudad sucia y abandonada a principios de los ochenta y se cierra con cerca de dos millones de personas disfrutando de las actividades que programó y los más de cinco mil artistas que dejaron su impronta en los escenarios de la milenaria urbe. Siempre se definió como un hombre de lo público. “Un festival no es una programación anual, se trata de un evento especial que requiere habilidad para combinar artistas desheredados -esos tipos raros y rebeldes- con otros autores más populares”.
¡Exquisito! u ¡horroroooso! Fueron sus adjetivos favoritos. Pese a lo rotundo de esos epítetos pertenecía a esa clase de sujetos abierta a la discusión y con capacidad para cambiar de opinión. Simpático, de temperamento afable y sentido del humor, fue un excelente conversador, de esos que estallan en sonoras carcajadas.