Investigadores de la Politécnica de Cartagena han verificado la viabilidad de un cultivo sostenible de rúcula, partiendo de una plantación hidropónica, sin suelo, utilizando compost elaborado con residuos agroalimentarios, recogiendo el excedente de agua y nutrientes para un cultivo complementario y concluyendo con un envasado alternativo al plástico para una distribución local del producto.
En bolsas de 50 gramos, la rúcula ha sido envasada con un material compostable elaborado con ácido poliláctico para comprobar si mantiene la calidad y vida útil del producto durante una semana, suficiente para su distribución ‘kilómetro cero’ al mercado más próximo. Esta alternativa sostenible ha demostrado que el producto conservado, después de siete días a 5º C, “presenta buena calidad visual y organoléptica, así como con baja carga microbiana, equiparable a la de la rúcula que estuvo envasada con el plástico convencional”, resume Perla Gómez Di Marco, miembro del equipo investigador.
El etiquetado del envase incluye un código QR sobre la trazabilidad de la producción y envasado y se incluirán datos sobre el contenido de vitamina C y de nitratos de la rúcula, por su importancia para la salud de los consumidores. La investigadora de la Escuela de Telecomunicación Lola Cano aportará tecnología blockchain a este proceso.
Los investigadores también han realizado un análisis sensorial de sabor, aroma y textura en la sala de catas con que cuenta el Instituto de Biotecnología Vegetal (IBV) de la UPCT y un análisis con un colorímetro de la intensidad del verde de la hoja, para comparar la calidad de la rúcula cultivada con compost con la de la plantada en sustrato tradicional..
También están analizando, en una línea de investigación desarrollada por María Dolores de Miguel, el impacto económico y medioambiental de la producción, calculando su huella de carbono y observando la emisión de gases de efecto invernadero del producto en función del tipo de sustrato..
En el proyecto ‘Agricultura urbana innovadora para una producción sostenible-IRRUPTION’ (PID2020-114410RB-I00), coordinado por los investigadores agrónomos Juan Fernández y Jesús Ochoa, participa también Catalina Egea, un profesor de la Universidad de Bari, un postdoctorando de la Universidad de Almería, un doctorando italiano y dos estudiantes erasmus, un italiano y una argelina.