La Diócesis crea en Cartagena un proyecto, bajo el amparo de la asociación Custodire, para generar oportunidades para los niños, adolescentes y jóvenes de la Barriada Villalba.
Mirándose en el hogar que vio crecer a Jesús en el seno de la Sagrada Familia, el proyecto Nazareth pretende ser una residencia para niños, adolescentes y jóvenes que pueda dar respuesta, de forma integral, a aquellos que quieren salir de las ataduras de una adicción o a los que tienen problemas de conducta o con los estudios, o viven en una familia desestructurada. Para ello, la Casa de Formación y Espiritualidad San José en el Coto Dorda de Cartagena se convierte ahora en un hogar donde se puedan generar oportunidades para los niños, adolescentes y jóvenes de la Barriada Villalba.
Al frente de este ilusionante proyecto diocesano están Ana Cruces, Carmen Gloria Miranda y el sacerdote Juan Carlos Ponce, que continúan así el trabajo iniciado por Custodire, una asociación sociocultural que se constituyó hace más de una década para que los niños, adolescentes y jóvenes de esta barriada de Cartagena pudieran mirar al futuro con ilusión. "Nazareth pretende ser un hogar que dé acogida a los chicos y chicas que puedan necesitar un lugar para sentirse seguros y queridos, donde sanar las heridas que la vida ha ido provocando en ellos; un lugar desde donde se les plantea un futuro cargado de esperanza", afirma Juan Carlos Ponce.
Un proyecto que se vertebra en tres pilares: el primero es el programa de promoción y orientación personal y laboral; el segundo, mejorará la vida de estos niños a través de programas de alimentación, de salud e higiene, y de educación y formación; y, por último, el pilar fundamental, el hogar, que pretende acoger a 20 niños, aunque desde este proyecto acompañarán a muchos más. "Lo más importante para nosotros es hacer de aquella casa un hogar, que, sin dejar de ser transitorio, porque tienen su familia de referencia, sea más permanente y donde puedan ordenar su vida y plantearse qué problemas tienen y cómo pueden solucionarlos, dotándolos de recursos y queriéndolos mucho, porque el amor es la llave para llegar a esos corazones y sacar el potencial que tienen", destaca Ana Cruces.
El Hogar Nazareth nace para dar respuesta a una urgencia social que, según sus responsables, ha generado una urgencia en el corazón, y que necesita de voluntarios y apoyo económico para el sostenimiento de la casa y de los puestos de trabajo que genere.
El objetivo principal de este hogar es que quienes habiten en él se sientan profundamente amados y cuidados, requisito indispensable para su liberación y promoción. "Es una barriada de personas extraordinarias que en época de crisis económica se han visto muy perjudicadas y necesitan que se les tienda una mano para que esos niños y jóvenes puedan tener las mismas oportunidades que todos los demás", Ana Cruces.
Un hogar que nace para cuidar
"Custodiar a la gente, preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón". Con esas palabras iniciaba el Papa Francisco su pontificado el 19 de marzo de 2013, en una homilía en la que exhortó a la Iglesia a custodiar todo lo creado, la naturaleza y al hombre.
Esa custodia y responsabilidad de guardar y cuidar a quien más lo necesita es el motor que empujó, hace ya doce años, a comenzar una labor de ayuda en el barrio de Villalba, en Cartagena, bajo el nombre de Custodire (custodiar en italiano). Un proyecto que se ha desarrollado en la Casa de Ejercicios y Espiritualidad San José del Coto Dorda, que ahora albergará el Hogar Nazareth. "Es un barrio con mucha gente buena que necesita un apoyo fuerte en la formación y desde el principio hemos tenido la esperanza de romper esa cadena trabajando con ellos". Por eso Custodire respalda el nuevo proyecto que se desarrollará en el Coto Dorda, un lugar que, durante la última década, se ha convertido en custodio de este barrio de Cartagena, de las familias y de su futuro.