Se avecinan tiempos duros. Muy duros. Lo ha avisado el ex-ministro del PP y actual vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis De Guindos, en una reciente entrevista en el italiano La Stampa: "Cuando la emergencia haya quedado atrás, todos los países con un alto nivel de deuda tendrán que empezar de nuevo a hacer frente al problema de la sostenibilidad a medio plazo, y el cumplimiento de los parámetros de la UE". Por si necesitan traducción: vienen más recortes porque Bruselas, consecuente con su línea neoliberal y austericida empezará a apretar, y la situación se hará insoportable si no nos movemos.
Y tenemos que hacerlo YA, porque hace años que nuestros sueños se desmoronan. Nos están robando los derechos, libertades y la vida digna que habíamos conseguido. Los pensamientos conservadores y 'ultraliberales' que nos quieren imponer desde la UE y el IBEX, algunos partidos y bastantes medios de desinformación, están comiéndonos la tostada con la resignación que cala en gentes de nuestra ciudad y de parte del país; gentes que no son conscientes del peligro de dar marcha atrás en las parcelas de justicia social que se habían logrado con mucha lucha, un retroceso que representan los discursos del odio que ofrecen presuntas soluciones simplonas, falsas y peligrosas, a los complejos problemas que padecemos y que han generado ellos mismos en muchos casos.
La pandemia del COVID ha aumentado la de por sí enorme brecha que ya existía entre la población y entre países, de forma que los ricos han acrecentado exponencialmente sus ingresos en pocas semanas mientras la gran mayoría de la población ha perdido su trabajo y sus ingresos. Parte de quienes tienen peores condiciones laborales son los que han peleado con esta pandemia para cuidarnos, y ahora las autonomías les están dando la patada ante la indiferencia de la mayoría enfrascada en las vacaciones y las terracitas, mientras nos están sumergiendo en un sistema de salud desmontado y privatizado.
Tenemos que comenzar a luchar contra todo eso mirando primero a nuestro lado, aquí, en Cartagena. Los colectivos sociales tenemos que organizarnos juntos sin perder nuestra identidad, como ya están haciendo en la Región y en parte del país de una u otra forma, sin protagonismos, sin rencillas, sin querer ser más que el de al lado, codo con codo sumando en lo que coincidimos y apartando lo que desune; tenemos que formar un frente común que contrarreste la presión de los grandes lobbies, de los prebostes de la UE, de las multinacionales del IBEX y de los medios de desinformación manejados por grandes corporaciones, porque no podemos pagar una y otra vez las crisis; no queremos, pero tampoco podemos.
Todos y todas tenemos que apoyarnos en la calle y, si es posible, en las instituciones, poner pie en pared y gritar que no queremos un mundo que no es compatible con la vida ni con el planeta que queremos, que aspiramos a un trabajo y un salario dignos sin brechas de género, unos ingresos suficientes cuando nos falte el trabajo y la aplicación de la Renta Básica Universal; porque hace falta YA un reparto de la riqueza mediante un sistema fiscal justo y progresivo en el que pague más quien más tenga, racionalizando la Administración y recuperando los servicios y empresas públicas regaladas, y el rescate bancario íntegro.
No hay otra: tenemos que luchar contra la precariedad y la pobreza, por la derogación de las reformas laborales y la creación de puestos de trabajo sostenibles y sobre todo, para jóvenes, vinculados a la transformación digital y al tan necesario cambio de modelo energético; por una sanidad y educación públicas, universales y de calidad con un Rosell al 100% y unos colegios libres de contaminación; por una ley de vivienda para nosotr@s y l@s nuestr@s; por la valorización del trabajo doméstico y una conciliación familiar realmente igualitaria; por unas pensiones públicas y dignas y una fuerte inversión pública en el sistema de cuidado a la dependencia, ejercido y utilizado mayoritariamente por mujeres; para acabar de una vez con la violencia machista; por el derecho al ocio y a la cultura; por otro modelo de desarrollo económico que respete los espacios naturales, el cese de vertidos y la regeneración del Mar Menor, de la Sierra Minera, de Portmán y de El Hondón, de Santa Lucía y Torreciega, y que se aplique la ley: quien contamina, paga. Por tantas y tantas cosas…
Queremos, en fin, vivir una vida digna y plena, porque es posible.
TENEMOS QUE HACERLO POSIBLE. YA.