Esta mañana, la concejal del Grupo municipal MC Cartagena, María José Soler, ha hecho un repaso por las incontables deficiencias que se han encontrado los bañistas al desplazarse a las playas de nuestra costa en este inicio de la campaña estival.
Un inicio de verano que evidencia el abandono, dejadez e improvisación con la que el Gobierno local se ha manejado en su labor de conservar las playas, "un hecho que nada tiene que ver con la DANA y la crisis sanitaria del COVID-19, sino con una dinámica inmovilista e ineficaz. Todo les supera y su argumento es el mismo, ampararse en la DANA y la crisis sanitaria para ocultar sus limitaciones para la gestión".
Sin servicios y basura a espuertas
La edil ha comenzado lamentando que "hayan convertido a Cartagena en un destino incierto y desconcertante para cartageneros y visitantes". "Un simple paseo por nuestras playas es suficiente para darnos cuenta de la carencia de servicios básicos en las mismas, como la ausencia de aseos portátiles químicos, una deficiencia que atenta contra las necesidades más básicas de los usuarios. Este simple hecho, sin más argumentos, sería suficiente para suspender al Ejecutivo en su obligación de mantenimiento de nuestras playas. Pero, desgraciadamente, hay mucho más".
Posteriormente, Soler ha puesto el acento en el "lamentable estado en el que se encuentran los jardines de las localidades costeras, quienes sufren de una alarmante falta de cuidado. Son auténticas selvas que se convierten en un foco de insalubridad. ¿Qué incapacidad impide programar el mantenimiento de las zonas verdes?", se ha preguntado la concejal de MC Cartagena. "Solo en el desprecio al trabajo y la carencia de un proyecto de municipio podemos encontrar la respuesta".
Tras ello, la concejal cartagenerista ha señalado el "gran problema de suciedad en las playas. Todos tenemos en mente imágenes de la inmundicia acumulada con la que tienen que lidiar los bañistas. Al Gobierno, el verano les ha pillado con el pie cambiado y, lo que es más grave todavía, con nula capacidad de reacción, paradigma de sus limitadas capacidades resolutivas".
Por último, Soler ha manifestado que "todo esto viene a añadir incertidumbre al ya de por sí dudoso futuro de nuestro Mar Menor. Los que hoy no atienden ni las necesidades más mínimas son los herederos de los que han herido de muerte a nuestra laguna salada. Si ni en lo pequeño son eficaces, ¿qué se puede esperar de ellos para los grandes retos? Ese es el futuro que nos espera. Lo mejor; que resta un año menos para que los cartageneros les devuelvan al lugar que merecen".