El Teatro Romano de Cartagena ha sido el espacio escogido hoy, 27 de marzo, a las 12 horas para leer un manifiesto con motivo del Día Mundial del Teatro de la mano del actor cartagenero Eusebio Lázaro, con el objetivo de concienciar del valor de las artes escénicas para la ciudadanía.
Al acto ha acudido junto al actor Eusebio Lázaro, la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón; el edil de Cultura, Educación y Juventud, David Martínez; y el presidente de la Plataforma de Artes Escénicas, Lito Campillo.
La alcaldesa ha narrado “unas palabras duras y realistas que nos muestran el verdadero significado del teatro y su fin”, de la directora teatral, performer y escritora libanesa, Maya Zbib.
“El teatro está aquí para devolver el poder y significado de las palabras, para robar el discurso vacío y devolverlo al lugar correcto, el de la arena de las ideas y los debates, el espacio de la visión colectiva”, ha afirmado la alcaldesa parafraseando a Zbib.
Por su parte, el edil de Cultura ha destacado la figura de Eusebio Lázaro, “un gran actor cartagenero que aunque marchó joven nunca ha olvidado su ciudad natal”, así como su amplia formación escénica.
Asimismo, ha recordado que la lectura del manifiesto se enmarca en un año en el que se rememora la figura de Isidoro Maíquez, “que marcó los pasos del teatro moderno, introduciéndose innovaciones en este arte”, y ha agradecido a los asistentes de distintos grupos de teatro su presencia esta mañana.
Lito Campillo ha destacado la importancia de que el Ayuntamiento, la concejalía de Cultura y la Plataforma de Artes Escénicas aúnen fuerzas para la consecución de objetivos comunes “por el bien de la cultura de esta ciudad”.
Asimismo, ha clamado por una descentralización de la cultura en la ciudad, llevándola a barrios y diputaciones; así como un teatro municipal “no privatizado” y una programación cultural respaldada por colectivos libres de politización.
El actor Eusebio Lázaro ha parafraseado un discurso de Simon McBurnay durante la lectura de su manifiesto, del cual se puede leer un fragmento a continuación:
Muchos dicen que el teatro no cambiará ni puede cambiar nada de esto. Pero el teatro no desaparecerá. Porque el teatro es un lugar. Tengo la tentación de decir un refugio. Donde se congregan y se forman instantáneamente comunidades. Como hemos hecho siempre. Todos los teatros son del tamaño de las primeras comunidades humanas, de 50 a 14.000 almas. Desde una caravana nómada hasta un tercio de la antigua Atenas.
Y porque el teatro sólo existe en el presente, también desafía esta visión desastrosa del tiempo. El momento actual es siempre el tema del teatro. Sus significados se construyen en un acto comunitario entre el artista y el público. No sólo aquí, pero siempre ahora. Sin el acto del artista, el público no podría creer. Sin la creencia de la audiencia, la actuación no sería completa. Reímos a la vez. Nos movemos.
Permanecemos sin aliento o sorprendidos en silencio. Y en este momento, a través del drama, descubrimos la verdad más profunda: que lo que considerábamos la división más privada entre nosotros, la frontera de nuestra propia conciencia individual, no tiene fronteras. Es algo que compartimos.