La designación de Joaquín Segado como presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena es síntoma de la enfermedad terminal del PP

Ante el nombramiento del actual presidente del Partido Popular en Cartagena, Joaquín Segado, como nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena, MC desea señalar que su designación es el síntoma de la enfermedad terminal que padece el PP, y por ende el bipartidismo, que ya solo juegan a contentar familias (y la de los Segado es extensa y afortunada en eso de encontrar acomodo en la Administración). Si fuera una película podríamos titularla "Operación Sardina: el precio del silencio".

Cuesta creer que Segado sea lo mejor que tiene el PP para situar al frente del puerto de Cartagena y, como decimos, es el síntoma de años de clientelismo de Valcárcel y Barreiro, de Garre y Pedro Antonio, ahora de "TestaFer", de ambicionar rodearse de mediocres que ahora copan sus altos cargos y puestos de representación.

La otra razón que parece justificar el cambio es la llegada del "caso desaladora", que parece que alcanzará a Antonio Sevilla como anunciamos el pasado verano. Y veremos si no hay sorpresas con altos cargos del PSOE también.

La última paradoja sería que ante un problema medioambiental, además de la trama económica de tan difícil explicación, como el de la desaladora, el PP recurre a alguien que no selló la balsa Jenny ni avanzó en descontaminar El Hondón.

Y esto sucede cuando el Puerto debe avanzar en la innegociable ZAL de Los Camachos, el baipás de Beniel, la mejora y soterramiento de la línea de mercancías que pasa por Alumbres y dejar de ser la caja de la Comunidad Autónoma de la ciudad de Murcia, como siguen pretendiendo PP y PSOE.

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