Tres proyectos finales del grado en Arquitectura de la Politécnica de Cartagena proponen nuevos usos turísticos y universitarios para revitalizar los barrios más degradados del centro histórico
“La regeneración urbana es el futuro de la Arquitectura”. Con esta idea en mente han concluido sus estudios en Arquitectura en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) Pilar Martínez Andreani, Mari Carmen Luna Campuzano y Eduardo Martínez Aguilar, con trabajos finales en los que proponen la rehabilitación de zonas degradadas del centro histórico mediante equipamientos universitarios y culturales.
“El objetivo es introducir nuevos usos urbanos, para reactivar una zona en la que siguen cerrándose comercios, al tiempo que se genera un diálogo con lo preexistente, con la memoria histórica de estos espacios públicos”, explica el profesor Antonio Cerezuela, que ha dirigido estos trabajos dentro de un taller genérico en el que se proporcionaba a los estudiantes un ámbito común, el interior de las murallas de Carlos III y un elemento imprescindible en los proyectos de regeneración, una residencia universitaria.
Cada alumno ha delimitado su actuación arquitectónica y, en concreto, Pilar Martínez escogió el Monte Sacro, apostando por demoler el esqueleto de edificio sobre la muralla de Felipe V para recuperar su trazado y darle visibilidad a través de un edificio elevado, de tipología puente, con la planta baja despejada y abierta al público, que albergaría habitaciones para universitarios y un centro cívico “para conectar a los estudiantes con los vecinos del Ensanche y suplir las carencias de equipamientos sociales y culturales”, señala la nueva arquitecta por la UPCT.
Su compañera Mari Carmen Luna optó por situar su intervención urbana en la ladera oeste del Molinete, ocupando los actuales solares yermos de la calle Morería baja, “donde se sabe que existió un barrio de artesano en época romana”, detalla. Su proyecto mezcla los usos turísticos, dando visibilidad a las ruinas arqueológicas desde el exterior de la plaza que cubriría el yacimiento, y usos socioeconómicos, con un centro de innovación y desarrollo artesanal “para recuperar la actividad primigenia del barrio y los trabajos con cerámica y vidrio” en un semillero de artesanos que exhibirían su labor creativa en ‘show rooms’ de cara a los viandantes.
También en el Molinete, pero en su zona norte, ha diseñado Eduardo Martínez su Centro de Innovación Empresarial para estudiantes y titulados de la UPCT, que contaría con talleres para emprendedores, espacios de coworking, alojamientos, biblioteca y sala de conferencias. En total, hasta seis edificios, de menor altura que la muralla, ocuparían solares y medianeras actualmente sin uso, rehabilitando las vistas de esta zona de la ciudad, protagonizadas ahora por las traseras de los edificios, y generando espacios públicos comunes “para generar identidad en el barrio”, subraya el ya exalumno.