El programador Toni Peña trabaja para la concejalía de Cultura en virtud de un contrato por servicios a realizar entre abril a julio, a pesar de que la Vicealcaldía informó a la prensa que el promotor musical estuvo en el paro hasta mayo y en ese mes se dio de alta como autónomo. El contrato lleva, además, fecha del 12 de junio, 80 días más tarde del inicio de sus servicios.
Durante el mes de abril, Peña estuvo trabajando para su empresa Gran Azul en la producción del festival de Folk y su teléfono particular figura como referencia para contratar espacio en el mercado organizado por el Ayuntamiento. Gran Azul organizó también el mercado de La Mar de Músicas y cobró a sus usuarios.
A juicio del Grupo Popular estos datos hacen mucho mayores las dudas sobre el papel del promotor musical en las actividades organizadas por el Ayuntamiento y relación entre el programador contratado y las empresas con las que trabaja. El hecho de que la propia empresa haya intentando hacer desaparecer el nombre de Peña de sus documentos tampoco tranquiliza.
Estrategia del calamar
Francisco Espejo ha denunciado que “el Gobierno ha optado por la estrategia del calamar. Parece que se sienten acorralados y en vez de de explicar qué ha pasado en estos cuatros meses, disparan como el calamar y proponen investigar cinco años. Queremos explicaciones y las queremos ya y no aceptaremos maniobras del Gobierno para esconderse”.
El Grupo ha presentado una moción en la que se exige al Gobierno que de a los portavoces de los grupos todas las explicaciones sobre la relación laboral del promotor musical con el Ayuntamiento, si trabajó simultáneamente para Cultura y su empresa en los mismos proyectos y su intervención en contratos municipales a su empresa y de otras productoras con las que ha estado asociado.