Supe del señor Hernández Mondejar en la década de los 90, en un juicio de una enfermera afiliada a Comisiones Obreras que lo demandó por acoso sexual. Guardo en mi memoria los relatos y testimonios que, sinceramente, preferiría olvidar. También sé de sus artes en años posteriores en relación a su intento de arrasar el BIC del edificio de la Cruz Roja
Respeto el derecho a la libertad de opinión y expresión. Ahora bien, la libertad de expresión y opinión ha de basarse sobre hechos ciertos, porque de lo contrario desde la falsedad se cae en la injusticia, como es el caso. Critica el señor Hernández Mondejar mi voto favorable para que en un suelo propiedad del Centro Médico Virgen de la Caridad, actualmente dedicado a aparcamiento, la empresa en cuestión pretenda abordar ese aparcamiento en subterráneo, levantando dos edificios (uno anexo a la calle Jorge Juan y otro menor a Ussel de Guimbarda) en una parte de la ciudad urbanísticamente consolidada y ajustándose a la edificabilidad prevista en esa zona del municipio, sin contar con beneficio fiscal alguno o cualquier otra medida excepcional.
Le diré que cuando cualquier ciudadano o empresa presenta un proyecto para hacer su vivienda o negocio, quienes defendemos el interés general y el cumplimiento de la ley hemos de velar por el cumplimiento también de la legalidad urbanística y eso es lo que ha votado IU. Que el Centro Médico Virgen de la Caridad se ajustara en su proyecto al cumplimiento de la ley.
A diferencia de otros actores, he de decir que no conozco ni reconozco persona directa o indirecta de dicho centro sanitario y que no he recibido absolutamente ninguna indicación, ni mucho menos coacción, por parte de quienes emprenden ese proyecto empresarial. Defendemos, como bien dice, la Sanidad Pública y el Hospital del Rosell, eso es claro. Pero ello no es obstáculo para reconocer la existencia de mutuas laborales y de seguros privados, sector que el señor Hernández Mondejar conoce mejor que yo, que por motivos ideológicos no tienen porque verse negados a ser beneficiarios de las normas urbanísticas que rigen en esta ciudad. Comprendo su inquietud y rabia, pues dicha empresa es competencia directa de la que dirige dicho señor. Cabe preguntarse que estaría diciendo éste si dicho proyecto hubiera sido presentado por su empresa.
Señor Hernández Mondejar, no mienta ni falsee la realidad, Izquierda Unida votó en contra, y así consta en acta, de la concesión administrativa para la gestión del Auditorio del Batel. Miente usted señor Hernández Mondejar y miente deliberadamente, lo puedo acreditar con actas oficiales, y usted sabrá por qué lo hace. Igualmente, diga que usted ha sido el único alegante contra el proyecto del Centro Médico Virgen de la Caridad y le reconozco el derecho a ello en el marco del negocio en el que se mueve, aunque me va a permitir que no sea un invitado de piedra en aceptar el monopolio de los conciertos sanitarios que usted pretende. Usted si tiene intereses económicos, por muy legítimos que estos sean, pero los tiene. Ahora bien, los proyectos privados han de contar para su desarrollo con su ámbito y capacidad de acción. No presuponga que vamos a apoyar ningún concierto sanitario, ni tan siquiera el suyo. Por eso le pediría que en la medida de lo posible se sitúe en la objetividad, al tiempo que le diga que ha pinchado en hueso, señor Mondejar, no en tortilla. No me inclino ante presiones ni coacciones. Yo sé que usted de eso sabe un rato. Deje en paz a la legalidad urbanística y deje de manipular desde su privilegiada trinchera voluntades y grupos desde su posición de dominio.
Mi partido tiene un programa y un criterio, la mayor parte de veces se sitúa en la crítica a la acción de los gobiernos. Otras -las menos- en la coincidencia puntual de cualquier proyecto concreto. Si le reconoceré que me irrita el cuestionarme que si en mi caso usa tan descarnada y falsa presión que medios empleará con aquellos y aquellas afectados directamente por su ámbito de decisión. Eso sí, le deseo que afine más en su gestión empresarial de lo que lo ha hecho en sus falsas e interesadas acusaciones
Cayetano Jaime Moltó