Millares de inmigrantes llegan a Cartagena cada año para cumplir el tópico del sueño americano y, en definitiva, a la búsqueda de una vida mejor para ellos y sus seres queridos. ¿Y cómo conseguirlo? La tarea no es fácil, aunque algunos ya se suman a la nutrida lista de emprendedores que deciden montar su propio negocio.
Apoyar a estos empresarios inmigrantes es el objetivo del proyecto Deli (Diversidad en la Economía e Integración Local), un proyecto innovador que se desarrolla en nuestra ciudad y en otras 9 localidades europeas como Dublín, Munich o Lisboa. El Ayuntamiento de Cartagena participa a través de la Agencia de Desarrollo Local y Empleo y la Concejalía de Servicios Sociales.
Decenas de locales de la ciudad son regentados en la actualidad por inmigrantes que ahora ya se sienten como en casa. Hace ya muchos años que pisaron tierra española y echaron raíces en Cartagena. Es el caso de Romina Lorena Novoa. Esta argentina, que se casó con un español y presume de dos hijos, montó con su marido dos locales en pleno centro del municipio.
Uno de ellos es la panadería al estilo take away que se bautizó con su mismo nombre en la calle Mayor. No podemos quejarnos, nos va bien y gracias a la ayuda que nos concede la ADLE pudimos montar otro negocio, explica la joven. En Alma, que así se llama la tienda por el nombre de sus hijos (Ãlvaro y Marcos), uno puede encontrar complementos para mujer y hombre y también alguna que otra prenda curiosa como unas gafas con un original diseño de España.
Los turistas también pueden llevarse un recuerdo de Cartagena en este local situado en la calle Mayor, en pleno casco histórico de la ciudad. Aunque su dueña confiesa que son más los vecinos quienes entran por su negocio que ya lo conocen por el precio económico y la variedad de productos que se venden, añade la argentina.
UNA PROFESIÃ"N DESDE PEQUEÃ'A
A unos metros de su local, se encuentra en la calle Canales la frutería de Virgen de la Soledad. Silvia Ayala es la responsable de este local de 3 años de vida. La boliviana, que hace 12 años se mudó a Cartagena, conoce bien el negocio y es que desde que era pequeña le ayudaba a su madre en la tienda de verduras que tenía en su país. Venir a vivirme aquí fue muy duro, dejé a mis padres y me encontraba muy sola en un país que no conocía, cuenta.
Aunque los años han pasado y ya se encuentra adaptada a la ciudad lejos de su patria y de parte de su familia, eso sí, ahora goza de la compañía de su hija pequeña y de sus hermanos, que le arropan en los momentos de mayor nostalgia.
Mª Elizabeth Rojas decidió emprender en el sector de la hostelería y junto con su marido montaron Ãtaca hace 3 años. Se trata de una cafetería y tapería en la calle Soldado Rosique, perpendicular a la Alameda, por la que ahora gatea su niño de tan sólo 5 meses. Los comienzos son duros y la situación de crisis lo ha complicado, pero poco a poco vamos saliendo, explica la joven.
Estos casos cartageneros se expondrán junto con otro centenar que se ven cada día en Europa la próxima semana en Lisboa para abordar y apoyar a estos empresarios inmigrantes que luchan por conquistar su sueño más allá de sus fronteras.