Mamadou Dia recorrió 3.052 kilómetros persiguiendo un sueño. Este senegalés, afincado ahora Murcia, emprendió en 2006, con solo 22 años, el viaje de su vida a bordo de un cayuco que le llevó desde la costa africana hasta La Gomera. En ese cayuco le vio la cara a la muerte y aprendió el valor de la vida. Antes de iniciar su partida, este joven prometió a sus amigos que, si lograba salvar la vida, escribiría un día su aventura en las páginas de un libro. La mayoría de ellos han muerto, en pateras, pero él, aún así, tenía que su palabra.
La promesa cumplida de Mamadou ya tiene título, 3.052 -los kilómetros que hay de distancia entre Dakar y Murcia-, y ha nacido con la esperanza firme de ayudar a su pueblo. Lo presentará en La Mar de Músicas el 23 de julio, dentro de la sección literaria, La Mar de Letras, del festival.
Mamadou vivió hasta los 22 años en Gandiol, un pequeño pueblo costero al norte del país, cerca de la frontera con Mauritania. De 2000 a 2006 el país iba cada vez más hacia abajo, relata en su libro. Muchos chicos veían su juventud como dentro de un cubo. La falta de perspectivas llevó a muchos senegaleses a soñar con el 'dorado europeo' y a decidirse a dar el salto. Mamadou fue uno de ellos.
Junto a sus dos hermanos, este joven organizó uno de los viajes que les llevarían a las costas canarias. No podíamos pagarnos el viaje y así nos aseguramos tres plazas, cuenta. Una pequeña embarcación en la que viajaban 84 compatriotas le condujo hasta La Gomera. Solo llegaron 83. Fueron ocho días de viaje que le cambiaron la vida. Dos días antes de llegar a La Gomera ya no nos quedaba gasolina, comida ni agua, recuerda. Todo el mundo estaba tirado en la patera esperando la muerte. Había una nube de desesperación. La llegada de otra patera, que les ofreció la gasolina necesaria para llegar a la isla, salvó sus vidas. Alcanzar España fue, para nosotros, como alcanzar un sueño.
Tras pisar tierra europea, Mamadou no tardó en darse cuenta de que la realidad era diferente a la que esperaba. No tiene nada que ver con nuestro sueño, confiesa. Tras volar hasta Madrid, este joven fue acogido en Castellón hasta que un compatriota le invitó a pasar una temporada en Cartagena. Desde entonces vive en Murcia. Poco después de llegar a esta Región, Mamadou se hizo voluntario de Cruz Roja y, en ese papel, ha tenido la oportunidad de ayudar en la llegada de pateras a la Región. Es una experiencia muy bonita porque veo a gente en esa situación y sé que nadie mejor que yo puede sentir lo qué necesitan, recalca. Cruz Roja fue mi primera familia en España. En todo lo que me queda de vida seguiré siendo voluntario por la botella de agua que aquella chica me ofreció cuando llegué a La Gomera.