Nueve Mediterráneos, así es como se llama la exposición del pintor de Blanca Pedro Cano, que se inauguró el viernes en la sala de exposiciones temporales del Teatro Romano.
La muestra que organiza la Fundación Teatro Romano de Cartagena y la Fundación Pedro Cano, patrocinada por el Ayuntamiento de Cartagena, la Comunidad Autónoma de Murcia y la Fundación Cajamurcia, y colaboran la Universidad Politécnica de Cartagena y la Universidad de Murcia, la inauguró la alcaldesa Pilar Barreiro.
La exposición recoge el último y más importante ciclo pictórico de Pedro Cano, inspirado en sus viajes y en la contemplación de unas ciudades, lo que nos sumerge en la Historia del hombre mediterráneo, en el trasiego de sus gentes; pescando, viviendo y amando a orillas de nueve ciudades.
Nueve Mediterráneos es la visión personal del pintor realizada desde un mar, que no aparece en sus 54 cuadros, cuya atención está proyectada desde él hacia sus orillas. Los nueve mediterráneos son Alejandría, Cartagena, Estambul, Mallorca, Nápoles, Patmos, Sicilia, Split y Venecia. En palabras de Pedro Cano, el mar es un telón invisible. No aparece, aunque es el protagonista/creador de los lugares.
Pedro Cano ha representado a Alejandría a través de retratos de Alejandro Magno, viejos alfabetos, cartas marinas e hipótesis del faro.
A Cartagena le ha dedicado su atención a la sal. A los atunes y pulpos que se secan al viento y a las memorias de las viejas ánforas donde transportaban el garum.
Estambul es Santa Sofía. Levantada por Justiniano como gran templo del cristianismo, se convierte en el esquema de toda la arquitectura religiosa islámica hasta nuestros días.
Mallorca, conocida solamente como lugar de vacaciones, viene representada a través de las celosías de un claustro de la cartuja de Valldemossa, donde Chopin se curaba lejos de los fríos inviernos del norte de Europa.
Nápoles es la smorfia, que con sus noventa números con figuras es uno de los tesoros de la ciudad partenopea.
La isla de Patmos, en Grecia, está representada por las coronas de flores que cuelgan como collares en las puertas de las casas.
Sicilia tiene una memoria griega, la Venus de Siracusa, el sátiro de Mazzara y el joven de Mozia, nos hablan de la importancia del mundo clásico en la isla más grande del Mediterráneo.
Split en el palacio de Diocleciano. Construido como morada y mausoleo del emperador, se convierte poco a poco en un refugio y después en una ciudad, donde hoy viven todavía tres mil personas dentro del recinto imperial.
La difícil mirada sobre Venecia son las palline o sea, los palos que emergen de la laguna con listas oblicuas de color y que seguramente cuentan historias que ni siquiera los habitantes de los palacios circundantes conocen.
Pedro Cano ofrece una exposición sin fronteras que dejará huella en su largo recorrido, cuya andadura se inicia en el Teatro Romano de la antigua Carthago Nova, capital de la provincia Carthaginensis, para seguir camino a la capital del Imperio, Roma, con su exposición en los Mercados de Trajano.
Nueve Mediterráneos se pude visitar del 15 de junio al 15 de septiembre en el Museo del Teatro Romano, de martes a sábado de 10,00 a 20,00 horas, y los domingos de 10,00 a 14,00 horas.