La idea de colocar aparatos desfibriladores en los edificios municipales, de fácil uso y con vocación de salvar vidas en situaciones de emergencia, surgió en el Ayuntamiento hace ahora dos años y continúa en 2012, con la incorporación de nuevos aparatos y la puesta en marcha de acciones formativas para que los empleados públicos puedan utilizar estos dispositivos.
Hasta la fecha, ya disponen de desfibrilador el Pabellón Central de Deportes, la Piscina Municipal, el Estadio Cartagonova y el Parque de Seguridad, y, a partir de la próxima semana, quedarán también instalados estos aparatos en el Edificio Administrativo de la calle San Miguel, donde se mueve un gran volumen de gente a diario, el Palacio Consistorial y el edificio de la Milagrosa.
Para el jefe de Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento, Antonio Mármol, el objetivo es mejorar la seguridad del personal municipal, pero también de los ciudadanos ya que, en el caso del Palacio Consistorial, aunque no hay muchos empleados, está ubicado en una zona de gran tránsito de visitantes y turistas, la idea es que haya aparatos de este tipo repartidos por la ciudad.
Con el objeto de completar esta actuación, los servicios de Prevención y Formación del Ayuntamiento se han coordinado para preparar la formación de la plantilla y, tal y como ya se hizo en 2011, en que se celebraron dos ediciones del Curso de Soporte Vital Básico y Desfibrilación Semiautomática, a lo largo de 2012 se pondrán en marcha otras diez ediciones.
Estas acciones formativas se incluyen dentro del programa de formación del Plan Nacional de Resucitación Cardiopulmonar de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).
El curso consta de 16 horas lectivas, tres de ellas prácticas y el resto de teoría, impartidas en dos días por profesionales en la materia. A lo largo del mismo, los participantes aprenden el manejo de los dispositivos desfibriladores, así como protocolos de actuación ante una emergencia y técnicas básicas de reanimación.
Los aparatos, que funcionan con pilas, disponen de todos los elementos necesarios para hacer frente a una parada cardíaca e instrucciones sonoras que detallan paso a paso lo que hay que hacer. Para su fácil localización, se colocan, dentro de un armario a modo de botiquín, cerca de la entrada de los edificios, en lugares perfectamente señalizados y accesibles.